El ambiente familiar influye de manera decisiva en la personalidad. La vida en familia es un eficaz medio educativo al que se debe dedicar tiempo y esfuerzo, puesto que la escuela complementara esta función, pero en ningún caso sustituirá a los padres. Los padres tienen una influencia enorme sobre sus hijos, imitando estos siempre los comportamientos de los padres y teniéndolos de modelo. Principalmente lo que diferencia a una familia de la otra es la manera de relacionarse entre ellos y de sentir y exteriorizar las emociones. Un niño que no exprese sus emociones por miedo a lo que en su casa le puedan decir no crecerá de una manera “sana”, puesto que al exteriorizar sentimientos se refuerza la parte más interna de las personas, esa que tanto nos cuesta mostrar.
No es necesario disponer de mucho tiempo para estar con nuestros hijos, sino que el tiempo que tengamos sepamos utilizarlo correctamente. se trata de optimizar y de saber dar importancia a lo que de verdad la tiene.
En muchas familias se desarrolla una violencia que repercute directa o indirectamente en los menores, como víctimas pasivas de ese entorno tan desfavorable. En estas familias, los padres son adultos con personalidades frágiles y con dificultad para tolerar las muchas tensiones a las que se han de enfrentar. Por ello la importancia de aprender a canalizar las emociones desde edades tempranas.
Cuando en una casa se dan episodios de malos tratos, aunque el menor no forme parte de estos como sujeto pasivo, este se sentirá responsable de ellos, como si tan solo su presencia alterara la paz establecida. Esa paz que nunca ha existido. Porque en una casa donde se ejerce la violencia los niños aprenden a sentirse culpables por todo.
Tenemos la creencia errónea de creer que la violencia y el maltrato existen únicamente ligados a la pobreza y la marginación y que, por ello, sólo se dan en contextos desfavorecidos socialmente. De igual modo se cree que la violencia es tan solo cuando existen golpes, cuando es algo evidente, que se ve. Pero la violencia psicológica deja más cicatrices aun; de esas que nos e borran tan fácilmente, pues se pierde la seguridad básica que necesitan para desarrollarse afectivamente. Cuando un niño se desarrolla favorablemente uno de los sentimientos que aprenden a desarrollar es la empatía, al ponerse en el lugar de los demás sabrán expresar mejor sus emociones. Lo que sí es cierto es que la violencia genera violencia, y un menor que ha aprendido estas funciones no sabrá expresar sus emociones de otra manera en la vida adulta.
No importa quien la ejerza, la violencia es la misma y causa daño; irreparable casi siempre.
¿ Cómo se aprende a canalizar emociones?
¿Influye más el componente ambiental que el genético?
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Dentro de este contexto también como padres deberían ser un poco más conscientes de sus actos,pues sí bien,la violencia es hasta cierto punto y sierras acciones,permitida o normaliza en el ámbito social y cotidianidad hay también que saber diferenciar esos pequeños detalles con los niños,pues para muchos es una dinámica normal que muy difícilmente no repetirán esa dinámica en sus futuros vínculos,de allí que en muchas terapias de parejas la posición de cada una de las partes