La época de ser solidarios

La época de ser solidarios

 

Un proyecto comienza poco a poco, desde los cimientos hasta su finalización, se lleva de una manera coordinada entre varias personas con la intención de alcanzar una meta. Si hablamos de un proyecto social, se añade que está vinculado a una sociedad, entendiéndose como tal la comunidad formada por individuos que comparten una cultura y que interactúan entre sí.  

Un proyecto social es aquel que tiene el objetivo de modificar las condiciones de vida de las personas, es decir, se trata de mejorar la cotidianeidad de la sociedad en su conjunto o, al menos, de los grupos sociales más desfavorecidos.

Son muchos los proyectos sociales que se llevan a cabo, unos con más o menos éxito que los demás, aunque tal y como hemos dicho, todos persiguen alcanzar una meta. Pero planteémonos si se trata de alcanzar metas individuales o las del grupo que lleva a cabo el proyecto.

En ocasiones, las personas que se involucran en proyectos de este tipo son gente con un alto poder adquisitivo, con una vida acomodada y que nada tiene que ver con el estilo de vida de las personas a las que pretenden favorecer con la consecución de ese determinado proyecto social.

En los momentos de crisis nos hacemos más solidarios puesto que entendemos que siempre se puede estar en peor situación. Si abrimos la pagina de un periódico, ponemos las noticias o hablamos del tema en la hora del café, veremos que todos nos hacemos solidarios ante las desgracias del vecino, intentamos ayudar con lo poco que tenemos. Esto también lo podemos considerar un proyecto social, sin una estructura definida, pero con una meta o finalidad que, en la mayoría de ocasiones, se cumple.

Una vez finalizado un proyecto social, este se debería evaluar para saber si se han conseguido los objetivos marcados, qué ha salido bien, qué ha fallado, qué se puede mejorar de cara al futuro… La evaluación contribuye a mejorar las acciones de un programa o proyecto social.

Además, la evaluación deberá saber adaptarse a las necesidades de trabajo de las instituciones o personas que las llevan a cabo y no al revés si se quiere que sea efectiva. Para evaluar podemos mirar hacia atrás o hacia adelante; si miramos hacia atrás, nos preguntaremos “¿Cómo fue todo? ¿Se lograron los resultados deseados?” En cambio, si tenemos visión de futuro y miramos hacia adelante, pensaremos “¿Qué hay que cambiar para mejorar?” Porque todo, por bien que salga, se puede mejorar.

Estamos construyendo una sociedad muy solidaria, muy volcada en este tipo de proyectos, pero debemos enseñar a nuestro jóvenes a saber estructurar estos proyectos a partir de los cimientos e ir edificándolos hasta el tejado.

 

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