Todo menor tiene derecho a una atención temprana, es un derecho básico y es algo que está totalmente implantado en casi la totalidad de centros educativos. La atención temprana se basa en el diálogo y en la aceptación de otros modelos de personas y de maneras de ser y expresarse. Es por ello que la participación e implicación de la familia y del entorno más cercano al menor facilita todo el proceso.
La presencia de una discapacidad o un trastorno del desarrollo implica un alto riesgo de marginación social. La atención temprana actúa para la prevención, minimizando los riesgos y facilitando la igualdad de oportunidades. Por los objetivos que persigue y por la manera en la que surge, la atención temprana debe ser pública, universal y gratuita. Si un niño tiene un trastorno del desarrollo y no recibe atención, es más probable que tenga dificultades más graves para seguir una vida normal, incluso ese trastorno podría agravarse. La atención temprana intenta evitarlo.
Lo diferente no nos gusta, nos hace sentirnos incómodos y poco amigables. Pero si desde un principio se normaliza la situación, nada de esto ocurre. Las personas excluidas tienen luego un difícil acceso de nuevo al sistema. En una sociedad tan competitiva como la nuestra no nos gusta hablar de igualdad de oportunidades, damos por hecho que todos somos iguales y, a pesar de saber que no es así, no hacemos nada para cambiarlo.
Antes se utilizaba el término ‘estimulación precoz‘, que pronto pasó a ser sustituido por el de atención temprana. Una de las cosas que se han modificado es que los niños susceptibles de atención no son sólo los niños con trastornos, sino que igualmente son los niños en riesgo de exclusión social y la población en general.
La atención temprana trata de no incidir tan sólo en un tratamiento puesto que una persona no se mide sólo por su coeficiente intelectual. En este tipo de intervención se deben tener presentes tres ámbitos fundamentales en la vida de toda persona: el sanitario, el educativo y el social. Solamente cuando se comprenda que estos tres ámbitos van unidos y deben colaborar unos con otros, se entenderá la atención temprana.
Cuando a una familia se le comunica que su hijo o hija va a recibir atención temprana, se debe tener mucho cuidado con la manera en la que se le comunica, deberá ser personal especializado el que lo haga. Las ideas preconcebidas junto con los prejuicios no harán llevadero el mal trago que esa familia pueda pasar.
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