Los niños están siempre dispuestos a jugar y si es con sus padres, mucho mejor; es una de sus mayores ilusiones. Sin embargo, no siempre lo consiguen. La mayoría de los padres sabe que jugar con sus hijos es importante, que es beneficioso para ellos y para la familia, porque compartir juegos hace ver otras facetas de los niños, diferente a la rutina del día a día. Y es que si los padres toman la iniciativa del juego, los niños se sentirán importantes, aumentando su autoestima, el vínculo entre ellos mejora porque los padres se ponen a su nivel, en ocasiones de manera literal si se tiran por el suelo, y sacan lo mejor de ellos mismos, son capaces de reír y cantar, de manera que se desdibuja la autoridad, pero sin dejar de lado valores importantes como el respeto, el orden o la paciencia. Pero no siempre se pone el 100% en el juego, a veces los padres tiene puesta la mente en la lavadora que tiene que poner o en la llamada de teléfono que tenían que estar haciendo. Y es que centrarnos plenamente en lo que estamos haciendo nos cuesta, son demasiadas las cosas a las cuales tenemos que prestar atención y al atenderlas estaremos desatendiendo ese tiempo tan precioso que podemos pasar con nuestros hijos.
A través del juego se pueden enseñar ciertos valores como la frustración (cuando el pequeño pierde), la paciencia (cuando debe esperar su turno), el esfuerzo (cuando debe repetir algo porque no ha salido como debiera). De igual modo que los psicólogos utilizan el juego en sus consultas para detectar qué problema tiene el menor o qué es lo que le ocurre, los padres también podrán conocer aspectos de sus hijos desconocidos hasta el momento. El juego en familia se puede dar también en la adolescencia, es un error pensar que tan solo puede ser cuando los niños son pequeños, se pueden hacer infinidad de actividades con los adolescentes, y de igual modo conocer qué les ocurre, porque a veces la rutina diaria nos absorbe y apenas hablamos con los otros miembros de nuestra familia, más que lo estrictamente necesario.
En muchas ocasiones pensamos qué regalarles, perdiendo tiempo recorriendo tiendas, porque nos gustan varias cosas y no nos decidimos, sin darnos cuenta de que lo más necesario para ellos es lo que no cuesta dinero. Un niño que pasa tiempo con sus padres será un niño más feliz, al cual no le costara tanto expresar sus sentimientos porque sabe que va a ser escuchado.
Y es que los niños necesitan jugar con sus padres igual que con otros niños, y es que aunque muchas veces no lo digan es así.
¿Jugamos con nuestros hijos todo lo necesario?
¿Pasamos tiempo de calidad en familia?