Gestionar el miedo en tiempo de crisis

Todos los niños tienen miedo en algún momento de su niñez, siendo uno de los primeros el miedo a separarse de sus seres queridos, normalmente de sus progenitores, que son durante mucho tiempo la figura de referencia para ellos. Los miedos aparecen y desaparecen, cambian a medida que el niño va creciendo y es capaz de superarlos cuando reconoce poco a poco la realidad.  No se puede acabar con todos los miedos de golpe, puesto que estos también permiten al niño entender el mundo.

Algunos miedos llegan a ser perjudiciales para el desarrollo del niño, sin embargo, hay otros que le enseñan a ser más precavido y cuidadoso. Es por ello que no resulta perjudicial para su desarrollo contarle ciertos aspectos que pueden servir para que sepa que ocurre en el mundo, en qué tipo de situaciones pueden estar en peligro o que hacer si se ven indefensos. Esto es más o menos lo que está ocurriendo en la situación actual de crisis sanitaria que estamos viviendo, no podemos ni debemos ocultar la situación a los menores, hay que explicarles lo que ocurre, resolver sus dudas, siempre adaptando las explicaciones a la edad de cada niño. Necesitan sentir que alguien controla la situación y que no van a correr peligro. Nunca se deben ignorar los miedos que el niño pueda tener, porque lo que le estaremos enseñando será a no afrontar los problemas; tampoco se puede restar importancia al problema, como si fuera deseo del niño tener esos miedos, porque se sentirá no valorado y con ganas de no volver a contar las cosas que le ocurren.

No es necesario buscar el origen de los miedos, salvo casos muy concretos, donde se observe que son miedos mas irracionales, o que no van a mejorar con el paso del tiempo. Los seres humanos están predispuestos para asociar respuestas de miedo a determinados estímulos externos. Pero en ocasiones los niños “heredan” los miedos de los adultos, la insistencia de estos ante determinados aspectos hace que los niños perciban los temores de sus progenitores. A veces son miedos no superados, y en otras ocasiones son peligros reales que la mente de un adulto si sabe interpretar como tal, en la mayoría de ocasiones por sus experiencias vividas. Los miedos, al igual que las emociones hay que saber gestionarlos de manera adecuada, no vale una técnica cualquiera, puesto que si no están bien gestionados a la larga darán problemas. Ante una situación de miedo ayuda visualizar en la mente una situación agradable en contraposición con la situación desagradable que se está viviendo. Esto también es aplicable a los adultos, tener demasiada sobreexposición a la información nos va a generar una ansiedad innecesaria, por la impotencia que vamos a sentir por no poder hacer nada y por pensar que nosotros seremos los siguientes.

Después de todo esto, cuando la vida vuelva poco a poco a la normalidad, adultos y niños tendremos una gran labor psicológica por delante, con ayuda externa o ayudándonos entre nosotros. Puede que los miedos no se superen nunca, tan solo aprendamos a convivir con ellos, y lo más importante, aprendamos a gestionarlos para poder seguir viviendo.

¿Los miedos se pasan o permanecen durante toda la vida?

¿Las conductas se pueden dirigir hacia donde se desea?

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