Para los niños, la frustración llega a ser un grave problema si no se sabe manejar, por ello el espacio de juego debería ser también un espacio de aprendizaje, ya que en los parques o espacios lúdicos, los menores aprenden aspectos iguales o incluso más importantes que en el colegio.
Un mejor espacio de aprendizaje en contra de la frustración
Porque aprenden y consolidan valores como el compañerismo, la empatía, el respeto. No es que en el colegio o en casa no se trabajen estos aspectos, es tan solo que no se hace de igual manera que se puede hacer en un parque, donde los niños están más relajados y están más receptivos a este tipo de mensajes cívicos.
Aprenden también a manejar situaciones difíciles, de conflicto o frustración entre iguales, sin la intervención de los progenitores o con una intervención no demasiado exhaustiva, porque en la mayoría de ocasiones, y si la cosa no pasa a más, es mejor no intervenir y hacer caso al dicho: “los niños se entienden con los niños”.
Los niños aprenden con el ejemplo, se fijan en todos los comportamientos de los adultos, y si perdemos los nervios ante determinadas situaciones típicas en cualquier parque no estaremos ayudándoles en nada, al contrario, verán normal gestionar las situaciones de conflicto de esa manera.
Aunque no lo parezca, en la mayoría de ocasiones no piden soluciones. A menudo, el propio niño en su monólogo encuentra la solución al problema. Tan solo quieren expresar sus sentimientos y sentirse escuchados.
De este modo aprenden también a reflexionar sobre problemas, a pequeños que sean, así cuando el tiempo pase y los problemas puedan ser más grandes ya tendrán medio camino andado.
¿Qué causa la frustración en los niños?
Tolerar la frustración es una de las cosas más difíciles para todo ser humano, ya sea niño o adulto, con lo cual debería ser un aspecto a trabajar bastante durante toda la infancia, para llegar a la edad adulta con las herramientas necesarias para afrontarlo.
Desgraciadamente, nuestra sociedad está transmitiendo el mensaje contrario: con agresividad se resuelven las cosas, cuando es justo al revés.
En una discusión hay que evitar siempre culpabilizar, porque uno no es más culpable que el otro, hay que buscar soluciones y no culpables, por no hablar de cómo se puede llegar a sentir aquel al que se le cargue la culpa de la discusión.
Obligarles a pedir perdón al otro tampoco es una buena alternativa, puesto que es tan solo una palabra, vacía de contenido, sin sentido para ellos. Porque valoran más su felicidad que su orgullo, y al poco están jugando de nuevo, como si no hubiera pasado nada.
No perciben la realidad como lo hacemos nosotros, y si lo hacen es porque como adultos se lo estamos haciendo ver así.
¿Es el dialogo la solución para todo?
¿Porque resulta tan complicado tolerar la frustración?
Formación relacionada
Técnico Superior en Mediación Familiar, es un título propio de la Universidad Antonio de Nebrija y tiene una carga lectiva de 300 horas (12 ECTS), con esta formación el alumno adquirirá todos los conocimientos necesarios para intervenir en el ámbito familiar, indicando pautas de intervención satisfactorias, en función de las necesidades de la familia en cuestión, con el objetivo de llegar a una resolución pacífica de los conflictos en el ámbito familiar.