Hoy en “Estereotipos sexistas”… ¡las profesiones! Toda la vida hemos crecido con una predisposición a diferenciar que determinadas actividades, ropa o juegos eran de niños y otras distintas eran de niñas. Esto es lo que se conoce como estereotipos. Presentes sobre todo en el mundo laboral.
Estereotipos sexistas: las profesiones
¿Existen profesiones de hombre y profesiones de mujer? La respuesta debería ser bien sencilla. No. Pero a pesar de estar en el siglo XXI parece que no lo tenemos tan claro. Todavía existe cierto machismo en el mundo laboral, accediendo las mujeres muy poco a poco en profesiones consideradas de hombres. Se trata de un problema de estereotipos sexistas. Por una costumbre cultural, hemos ido identificando ciertas profesiones a la condición de hombre o de mujer. Siendo las profesiones adjudicadas al varón las de mayor remuneración económica.
Una vez más la educación será esencial para poder solventar estas situaciones. Para que el menor encuentre plena libertad para elegir su profesión. Para ello, se le debe dar conocimientos que fomenten la igualdad de oportunidades, de conocimientos y de acceso a la formación profesional oportuna; sin que se plantee un rechazo social ni siquiera en sus primeras fases, en la escuela y en el ámbito doméstico.
Algunas profesiones requieren ciertas capacidades, que van en función no del sexo sino de la fuerza física; quien tenga la suficiente fuerza que se exige podrá desempeñar el oficio, sea hombre o mujer.
Los estereotipos sexistas se rompen con los ejemplos y con la educación, estando los dos unidos irremediablemente. Este tema cada vez se trata más en la aulas, pero aún existen pocos libros donde los dibujos ilustren esta realidad. Aunque se va avanzando de manera favorable hacia un futuro menos sexista.
La perspectiva de género es un aspecto tan importante que se debería tratar desde que el bebé nace, utilizando un lenguaje apropiado y no pecando de estereotipos ya marcados y que en ocasiones son difíciles de romper.
Los tiempos han cambiado, ¿de verdad?
Atrás han ido quedando los años en los cuáles las mujeres apenas estudiaban y si lo hacían eran carreras como magisterio o enfermería. Porque ser maestra o enfermera era cosa de mujeres. Porque se veían como profesiones con cierto sacrificio y entrega a los demás; y eso tan solo lo podía hacer una mujer. Como si al nacer se le pusiera un sello que rezara: “he nacido para servir a los demás”. Puesto que la otra opción era ser esposa, madre y ama de casa.
Las expectativas de los padres influyen mucho. Parece ser que se depositan más en los chicos que en las chicas, quizás sea cuestión de estadística y no de realidad. Y está muy bien que las cosas vayan cambiando poco a poco. Porque pretender cambiar de golpe y porrazo años de discriminación laboral resulta una tarea tan difícil como imposible.
¿Somos los adultos quienes ponemos barreras a los niños en la educación para que sueñen con su futuro?
¿Vivimos aun en una sociedad machista?
Formación relacionada:
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