Las razones de la desmotivación en el aprendizaje

¿Es mejor un sistema educativo sin exámenes?

Suena el timbre y todos los alumnos entran en clase, hoy toca examen de Historia. Algunos aprobarán y otros, no. El alumno que más nota saque es el más listo, el que más se esfuerza y estudia. En cambio, aquel que suspenda será que no se ha esforzado lo suficiente, lleva los deberes sin hacer y no presta atención en clase. Esta sería la interpretación que se haría en vista de los resultados del examen, pero esta realidad no es siempre así.  Algunos estudiantes no consiguen las notas que corresponderían a su nivel de preparación porque, a la hora de demostrarlo en los exámenes, sufren un bloqueo emocional e intelectual que les impide demostrar sus conocimientos sobre el papel. Otros alumnos sí sacarán los resultados esperados, pero seguramente no será para ellos un aprendizaje significativo: el alumno lo memoriza sin comprender, llega al examen y lo plasma en papel.

En un sistema educativo en el que cada vez son más frecuentes los frecuentes exámenes y no la evaluación continua, estos alumnos están perdidos y desmotivados, puesto que no se valora su esfuerzo continuo. Los exámenes van a seguir existiendo y para hacer frente a estas situaciones tan sólo queda utilizar estrategias que ayuden a paliar esta ansiedad ante el papel.

Hay especialistas que inciden en la idea de que con técnicas adecuadas se puede llegar a superar ese miedo irracional a no saber contestar a las preguntas planteadas puesto que si se ha estudiado y se tienen las herramientas adecuadas, se podrá responder correctamente. Otros sostienen que estas pruebas escritas no ayudan al aprendizaje del alumno, no valorando el esfuerzo que durante todo el curso académico se está haciendo.

 

Una educación que no contemple los exámenes  puede ofrecer resultados igual de satisfactorios para los alumnos y para la sociedad en general. En otros países, su sistema educativo es más continuo, más de valorar el día a día, suprimiéndose los exámenes casi por completo. Los resultados son sorprendentes. Incluso en nuestra sociedad también tiene cabida esta alternativa y cada vez van surgiendo más escuelas alternativas con este tipo de metodología.

Quien defiende este tipo de educación  sostiene la idea básica de que todas las personas tenemos un instinto básico para investigar, para explorar el entorno, con lo cual, tan sólo se tratará de facilitar los recursos para hacerlo. Así los alumnos estarán realmente interesados en el aprendizaje y no en los resultados, suprimiendo ese estrés causado por las pruebas escritas.

Quizás no sea una cuestión de erradicar los exámenes, sino de entender el examen de otra forma, respetando el proceso de maduración del alumno y preparándolo y capacitándolo realmente para los desafíos que presenta la vida.

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¿Son realmente necesarios los exámenes para poder evaluar?

¿Se valora el esfuerzo en nuestro actual sistema educativo?

 

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