El 20 de Noviembre se celebró el Día Internacional del Niño; una fecha creada y concebida para reivindicar sus derechos, sobre todo en esos países en los cuales los niños no tienen infancia por tener que empezar a trabajar demasiado pronto o porque viven en guerra.
Surgió ante la necesidad apremiante de que nuestros niños gozaran de esa etapa con plena libertad de derechos, sin obligaciones, más que las que su pronta edad les permitiera, desarrollando actitudes y sentimientos que les permitiera afrontar su futuro de adulto de la manera correcta.
Que el niño viva en un país desarrollado, sin guerras ni penurias no es garantía de que se van a respetar sus derechos. Los adultos de manera inconsciente tendemos a no dejarles desarrollarse de la manera deseada; nos cuesta entender que ellos tengan su propia opinión o sus propios deseos, sin darnos cuenta de que no les estamos dejando desarrollar esa parte tan importante que es el pensamiento crítico. Un niño que no desarrolla ciertas aptitudes de niño tendera a desarrollarlas de adulto, pero ese no es el momento, porque para cada cosa hay una etapa en esta vida.
El primer derecho es el de la vida, y de este ya parten el resto; derecho a ser escuchado y que su opinión se tenga en cuenta, siempre y cuando pueda ser posible, y siempre atendiendo al nivel cognitivo del niño. A los niños les gusta expresar sus deseos y sentir que son escuchados, desarrollan muchas habilidades a través del diálogo, aprendiendo también a respetar turnos y a escuchar las opiniones de los demás.
Los niños merecen el mismo respeto que los adultos, pero esto no siempre es tenido en cuenta, sin darnos cuenta de que una niño con una carencia de este tipo será un adulto que también la sufrirá, porque no se le ha enseñado a canalizar de la manera correcta sus sentimientos. Queremos hacer a los niños mayores antes de tiempo, dejando por desarrollar etapas tan necesarias en su desarrollo. De unos años para acá los niños son escolarizados antes, y parece que la justificación que hace falta para decir: ya está, ya son mayores porque van al colegio. Y no es así, ellos tiene el derecho a pasar etapas tal y como lo hacemos los adultos, a su ritmo y siendo conscientes de que lo hacen. Nos vemos con el derecho de pedirles más de lo que pueden abarcar sin darnos cuenta de nuestro gran error, por las consecuencias futuras y por no respetar sus derechos.
Y es que en muchos aspectos los niños tienen mucho que enseñarnos.
La profesión que realiza acciones y planes para respetar las etapas del niño, es la formación en Orientación Educativa y Psicopedagogía, donde siempre es el niño y sus derechos las prioridades finales. En Aucal tenemos muchas formaciones del área social que solo apuntan a mejorar todos los aspectos de la sociedad.
¿Es tan importante respetar los derechos de los niños?
¿Somos realmente conscientes de que muchas veces no les dejamos desarrollar sus capacidades?
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