El maltrato psicológico y, a veces, físico que sufren estudiantes de distintas edades por parte de otros compañeros ha existido siempre. En mayor o menor medida, de una forma más o menos generalizada, pero siempre ha estado ahí.
No es nada nuevo, pero no por ello se le debe restar importancia. Es un tema que se ha ido recrudeciendo con el tiempo, que sufren por igual chicos y chicas y, en ocasiones, hasta los propios profesores.
La escuela debería ser siempre un espacio en el que sentirse seguro. Si el problemas surge en las escuelas, se debería solucionar en ellas. La prevención es tan importante como en otros aspectos como puede ser, por ejemplo, la drogodependencia.
Cada vez hay mas información sobre el tema, los profesores reciben formación al respecto para poder atajar a tiempo situaciones que pueden llegar a convertirse en insalvables. También los demás alumnos pueden ayudar a erradicar determinados comportamientos que no favorecen para nada la convivencia y el compañerismo.
Un niño que sufre acoso cambia sus rutinas, su manera de ser y de pensar. Los padres también pueden detectar que algo le ocurre y ponerlo en conocimiento de su profesores. Se trata de crear un entramado de gente cercana al menor que sepa ver a tiempo las señales inequívocas de que algo no va bien.
Los niños imitan lo que ven en la tele, la cual no está exenta de violencia física y verbal ni siquiera en horario protegido. Las redes sociales y el acceso a la telefonía móvil desde edades tempranas favorecen la divulgación de ese acoso entre iguales.
La impunidad ante la violencia genera más violencia. Nuestros menores sienten cierta permisividad ante sus acciones, sienten que, al hacerlas en grupo o divulgarlas en Internet, no son tan graves como hace años. Pero esto no es así y es el mensaje que debemos trasmitir.
El apoyo social a las familias es muy importante y puede reducir significativamente el riesgo de violencia porque proporciona ayuda para resolver los problemas, acceso a información sobre formas alternativas de resolver dichos problemas y oportunidades de mejorar la autoestima.
Una importante condición para mejorar la educación es estimular la comunicación entre la escuela y la familia, sobre todo, cuando los niños tienen mayores dificultades de adaptación escolar. Los inadaptados son los más vulnerables ante el acoso escolar.
El bullying o acoso escolar no es cosa de niños, es un problema que afecta a todos. Las ‘gamberradas’ no deben aceptarse socialmente, no son graciosas para el que las sufre. No podemos seguir disculpando el bullying, considerándolo inofensivo y como parte del crecimiento.
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¿ Se le da al bullying la importancia que merece?
¿ Son apropiadas o insuficientes las medidas que se van adoptando en los colegios?