Gracias a la Neurociencia hemos aprendido mucho del cerebro, como trabaja y como aprendemos, además, se ha podido demostrar qué áreas cognitivas participan en las diversas funciones que podemos realizar gracias a las múltiples conexiones neuronales que se producen a medida que aprendemos. La música juega un importante rol que veremos a continuación.
¿Qué hace la música a nuestro cerebro?
Se sabe que la música causa placer, genera dopamina en el cerebro y es un estimulo que depende de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales; particularmente, el núcleo caudado y el núcleo accumbens y sus conexiones con el área pre-frontal.
Los estudios que muestran activación ante los estímulos mencionados revelan un importante solapamiento entre las áreas, lo que sugiere que todos activan un sistema en común. Este mismo planteamiento es mencionado en el diseño universal del aprendizaje, cuando se activa la red afectiva, podemos hablar de un aprendizaje significativo. La música ayuda en este proceso.
Cuando se produce un aprendizaje musical, a nivel cerebral actúa el lóbulo frontal, que interviene en la atención, la planificación de la actividad motora, la integración de la información auditiva y motora, la imitación y la empatía. También se activa el lóbulo temporal, que se relaciona con el proceso de decodificación de la información sonora-musical, la memoria y la expresividad emocional. El lóbulo parietal entra asimismo en acción, pues procesa los aspectos somatosensoriales y espaciales y se encarga de la integración sensorial. Finalmente, el lóbulo occipital interviene sobre todo en los aspectos visuales (la lectura de la partitura, por ejemplo).
Las horas que se dedican a esas tareas y, con ello, la activación repetida y continua de miles de millones de neuronas, moldean la estructura cerebral: modifican las espinas dendríticas y el volumen de la materia gris y blanca de las áreas más activas.
Las cortezas auditiva y motora, el cerebelo y el cuerpo calloso son algunas de las áreas cerebrales que presentan cambios, constató en 1995 un grupo dirigido por Gottfried Schlaug, por entonces en la Universidad Heinrich Heine.
El mecanismo neuronal al escuchar y sentir la música
El científico canadiense Robert Zatorre, fundador del laboratorio de investigación “Brain, Music and Sound”, realizó una descripción de la percepción musical: una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.
Este mecanismo nos permite distinguir aquellas melodías que nos producen emoción y aprendizaje y aquellas que nos causan malos recuerdos o nulo placer, además, se activa todo el proceso neuronal que trae beneficios mas allá de aprender una canción o la ejecución de algún instrumento.
Los beneficios del aprendizaje musical
La música favorece la neuroplasticidad, sobre todo durante la infancia. Los niños que reciben clases de música se muestran más diestros en el aprendizaje del lenguaje, la lectura y las actividades visoespaciales.
También mejora diversas funciones cognitivas, como la atención, la memoria y las funciones ejecutivas. De esta manera, modifica la estructura cerebral.
Pero, según se ha visto, no es suficiente con aprender música para beneficiarse de sus efectos en las funciones ejecutivas: se debe continuar practicando a lo largo de la vida.
La música en la escuela
La música es muy utilizada para el aprendizaje a nivel preescolar, ya sea para aprender rutinas, los colores, las efemérides más importantes, las categorías semánticas, etc. Después de este periodo, generalmente (siempre hay excepciones), la música se deja sólo para la asignatura de arte musical y no se usa en las otras, desperdiciando los beneficios que esta puede generar, siendo que, por ejemplo, los adolescentes utilizan la música para identificarse y buscan aquellas canciones y grupos que hablan sobre las emociones y a muchos les interesa aprender algún instrumento para expresarse.
El uso de los gustos e intereses de los alumnos es un material que ayudará a generar aprendizajes significativos para los niños, por lo tanto, la música y el aprendizaje musical ayudarían en esta misión del docente ¿no creen?
Fuentes utilizadas en este artículo:
https://elpais.com/elpais/2015/08/31/ciencia/1441020979_017115.html
Acerca de la Autora
Gabriela Briceño Garay
Titulada con honores en Educación Diferencial (Chile), con Mención en Déficit Intelectual. Dentro de sus especializaciones y experiencias destacan el ser Especialista en Trastornos del Lenguaje y Dificultades del Aprendizaje, Jefatura Técnica Pedagógica y Coordinación de Programas de Integración Escolar, además de contar con un perfeccionamiento en Diseño Universal para el Aprendizaje y en Arteterapia. Actualmente cuenta con un Diplomado en Educación Inclusiva.
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