Tenemos una generación de jóvenes muy preparada a nivel académico, algo nunca visto en la historia de nuestro país, donde hasta hace bien poco solo estudiaban una carrera universitaria los que económicamente se lo podían permitir, y no eran muchos la verdad, puesto que el nivel económico iba unido al estatus social y al grupo de personas que se tenía en el círculo más íntimo de amistades. Hasta hace bien poco tan solo estudiaban los hombres, para las mujeres ya se había pensado en otras tareas más propias de su condición de mujer, y las pocas que estudiaban solían convertirse en maestras o enfermeras, profesiones “más de mujeres”.
Pero a pesar de los esfuerzos de nuestros padres y abuelos por abrir la educación a todos los estratos sociales sigue existiendo mucha desigualdad social. Tener estudios facilita el acceso a determinados trabajos, los mejor pagados, los de más categoría, pero no sirve para entrar en aquellos círculos de gente con más poder social, al que acceden los que siempre han tenido ese poder adquisitivo, y que no necesitan tener unos determinados estudios para pertenecer a esa clase privilegiada.
Las personas que proceden de familias de clase social alta siguen accediendo a estudios, ocupaciones y rentas elevadas, mientras que quienes provienen de clases trabajadoras son las más afectadas por el desempleo y la pobreza. Esta es aún la realidad de nuestro país, a pesar de que siempre se nos dijo que si estudiábamos tendríamos más oportunidades, y es una situación que la crisis económica no ha hecho más que agravar, puesto que aquellos jóvenes que acaban sus estudios superiores se encontraban con una tasa muy alta de desempleo, y la única opción que encuentran para trabajar es en puestos de trabajo que exigen una cualificación muy por debajo de sus capacidades, con salarios bajos y contratos precarios, con lo cual nunca salen de su círculo social, puesto que no cumplen con unas mínimas condiciones económicas para poder hacerlo. Entran en un círculo del cual es difícil salir.
Las desigualdades se ven desde la escuela, donde se observa el nivel adquisitivo de cada familia, en la manera de vestir, de vivir y relacionarse; los niños comenzaran a relacionarse con aquellos que vivan como ellos, sin hacer grandes excesos económicos que su padres no se puedan permitir, y seguirán manteniendo esas amistades durante años, conformando su círculo social, el cual influirá en el futuro.
Quizás la clave está en aumentar salarios a la vez que se genera empleo, puesto que tan solo la creación de empleo no es suficiente. Dar más oportunidades a quien realmente lo merece porque ha luchado por ello.
Podemos decir que no hay justicia en la sociedad, pero si eres de esas personas que necesita y gusta luchar por construir una mejor sociedad, estás preparado para estudiar una formación como el Máster en Educación Social, ya que entrega las herramientas necesarias para poder crear programas sociales en diferentes áreas, y que son muy necesitados en cada país.
¿Crees que hay círculos sociales y económicos a los cuales es complicado entrar a pesar de tener una formación adecuada?
¿Las desigualdades sociales se llegaran algún día a erradicar?
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