Discapacidad: iguales, pero solo ante la ley

Resulta curioso que en los años que corren aun las personas ciegas y sordas tuvieran que pedir “permiso” para casarse. Porque el tener que solicitar un dictamen médico que certifique que pueden hacerlo es comparable a pedir permiso, o aun peor, puesto que estas solicitándolo a alguien que ni siquiera es de tu familia o entorno más cercano.  Durante muchos años se tuvo la creencia que las personas discapacitadas, afectadas de sordera o ceguera eran personas poco inteligentes, dependientes y con algún problema más asociado. Les ha costado mucho que se les reconozca en la sociedad, que sus peticiones fueran escuchadas y que fueran reconocidos ciudadanos de derecho.

Esta bien el proteccionismo al cual se les sometía, pero sin excesos, y dejando que una vez alcanzada la edad adulta tuvieran la libertad de vivir su vida, como sujetos de pleno derecho que debían ser.  Bastantes trabas se les ponen en el día a día, como para encima tener que estar luchando por los derechos más básicos. Pero han tenido que hacerlo, aunque pensemos que tal y como dice la Constitución: todos somos iguales, con los mismos derechos.

Desde el colegio ya tiene que luchar con sus diferencias, puesto que aunque el personal docente este adaptado a las necesidades de esta persona, no ocurre lo mismo con el resto de compañeros, si que es verdad que en el aula en la cual hay un niño sordo o ciego los profesores hacen todo lo posible porque el resto de sus compañeros aprendan la manera de comunicarse con él, para que en todo momento se sientan integrados, y poder comunicarse es fundamental para esto.

Y es que cuando se intenta controlar todo se quitan libertades; por lo cual se debe trabajar en este aspecto,  porque equivocarse es una manera muy sana de rectificar aquello que no queremos hacer, o que queremos hacer de otra manera, ¿porque le quitamos a una persona ciega o sorda este derecho tan fundamental que nos hace crecer como personas? Y es que muchas veces confundimos términos y situaciones, pensando que una persona discapacitada no podrá afrontar una vida adulta sin ayuda. Y si desde niños se les enseña a tener su autonomía, a pedir ayuda si la necesitan y a actuar consecuentemente no será preciso hacer tantas intervenciones en un futuro.

Hasta que no veamos la vida desde los ojos de la igualdad da igual que las leyes cambien, porque la realidad no acompañará.

¿Somos todos sujetos con los mismos derechos?

¿Estás a favor o en contra de educar a los niños de igual manera, pasando por alto sus discapacidades?

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