Los niños no están dispuestos a tener ni tiempos ni exigencias, que es precisamente lo que hoy en día se les demanda; aprender mucho y bien. Aquí detallaré las posibles consecuencias de no dejar a los niños descubrir por sí solos.
La Curiosidad como Aprendizaje
Sin darnos cuenta que están deseosos de aprender, pero lo que ellos quieran, a su ritmo, con su inocencia infantil aún latente. Y es que los niños aunque creamos que no, observan todo lo que ocurre a su alrededor, tomando nota de lo que ocurre e imitando conductas. Y “matar” esa curiosidad innata en ellos a largo plazo traerá consecuencias.
Porque la vida está en etapas, y en el caso de los niños etapas del desarrollo, si le quitamos alguna y no la viven puede que en algún momento de su vida quieran vivirla, puesto que han dejado algo importante atrás. Es por ello que muchos adultos se comportan de un modo demasiado infantil. Y es que frases como: estate quieto, cállate, no toques, repetidas durante varias veces hacen un daño psicológico irreparable, su cerebro actuara de manera defensiva y esas conductas no utilizadas a tiempo saldrán cuando menos se espere.
Y es que les exigimos mucho a los niños, queremos que sean los mejores en comportamiento y en clase, que atiendan, aprendan y sean capaces de gestionar sus cosas, cuando hay muchos adultos que no lo hacen. Quizás nos debamos preguntar porque ese nivel tan alto de exigencia a los niños.
De niño a adulto fracasado
Está claro que los tiempos han cambiado, que hoy los niños saben más que hace 40 años, que hay que adecuarse a los tiempos que corren y que cuanto antes nos hagamos a la idea mejor, porque no cualquier tiempo pasado fue mejor, sino tan solo distinto. Pero esto tampoco nos da derecho a enseñarles cosas que no les corresponden por edad, porque cuando llegue el momento de aprender el niño que ya sepa se aburrirá, y la curiosidad infantil dará paso a la decepción hacia el adulto.
Es muy interesante saber que si los niños no son sometidos a normas muy estrictas de comportamiento o aprendizajes, son sumamente permeables a las novedades, y mantienen durante toda la vida una flexibilidad mental que también les hace más sociables y competentes en las relaciones interpersonales. Y es que si lo analizamos bien la curiosidad nos motiva a todos a ser mejores y a querer superarnos, seamos niños a o adultos.
Todos conocemos casos de niños con claro fracaso escolar en una etapa más infantil y convertirse en adultos exitosos cuando han descubierto algo que les gusta. Porque han sentido curiosidad por algo y no han parado hasta conseguirlo. Y es que la oportunidad de elegir es más importante de lo que creemos.
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