La pobreza infantil no descansa ni se va de vacaciones: con la llegada del periodo estival hay muchas familias que no podrán mantener a sus hijos con unas mínimas condiciones alimentarias e higiénicas.
Para solventar esta situación, en nuestro país se ha comenzado a impulsar los comedores en la época estival, para poder garantizar unos mínimos requisitos de alimentación en las familias más desfavorecidas.
Una situación insostenible
La llegada del verano, y por ende, la pérdida de calidad en la alimentación infantil no tiene ninguna justificación: todos y cada uno de los niños en España deberían recibir una alimentación adecuada.
Esta medida debe hacerse siempre de una manera global, en el marco de actividades educativas y de ocio que ayuden a los niños a no verlo como algo negativo y que pueda estigmatizar a sus usuarios.
No es más que una medida de emergencia, necesaria para atender una realidad social que no cesa, marcada por la pobreza en pleno siglo XXI y con unas tasas de pobreza infantil demasiado elevadas para tratarse, a priori, de un país desarrollado.
Unos datos alarmantes
Los datos son alarmantes y no decaen, al contrario, van a la alza.
Estos menores se crían en situaciones de gran estrés económico. Es más probable que abandonen antes los estudios, que sufran obesidad ( no es un problema de desnutrición, sino de malnutrición) , que sigan siendo pobres en edad adulta. La pobreza y la desigualdad se transmiten.
En las familias donde ocurre esto se genera más frustración, y las relaciones entre padres e hijos no suelen ser muy buenas. Esta pobreza infantil hace que se desaproveche mucho talento, muchas vidas que estarían resueltas y a las cuales no se ayuda lo suficiente.
Pan para hoy, hambre para mañana
Los niños que durante el verano siguen acudiendo a un comedor escolar, son suficientemente conscientes de su situación y camuflan su impotencia con la alegría propia de los niños. Sin embargo, en el fondo, saben a lo que se enfrentan día a día.
La situación es más alarmante cuando los dos progenitores trabajan pero no son capaces de garantizar para sus hijos unas mínimas condiciones, lo cual nos lleva a plantearnos que algo está fallando, y de manera alarmante.
La solución no pasa por ofrecer servicios de verano gratuitos, quizás sí a corto plazo, pero no como medida definitiva. Esto tan solo cubre una pequeña parcela del gran problema que supone ser el tercer país de Europa con mas desigualdades sociales y económicas, con todo lo que esto supone.
Con las medidas sociales que se adoptan durante las vacaciones escolares, se pretende dar asistencia básica a las familias y también potenciar el papel de la familia en la educación de sus hijos, de manera que se fomente su implicación en el crecimiento integral de los menores. Ofreciendo así a los padres y madres herramientas y recursos para mejorar sus competencias, logrando a la vez mejorar el ánimo de estas familias.
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Psicopedagogía escolar es una formación en modalidad online y que entrega al alumno las herramientas para poder atender las necesidades de educación de los niños en sus diferentes etapas.