Bloquear las capacidades innatas de los niños puede suponer alteraciones de conducta y de personalidad en un futuro. Los adultos terminamos por interrumpir sus pautas y condicionar su comportamiento. Este bloqueo por parte de los adultos tiene su explicación en la influencia de una sociedad que nos ha hecho olvidar nuestro “yo interno”. ¿Debemos relajarnos y dejar que los niños sean niños?
Anulando las capacidades innatas de los niños
Hoy en día vivimos tan deprisa que olvidamos capacidades humanas tales como la intuición, la imaginación, la creatividad, la estimulación sensorial y la sensibilidad a través de la experiencia. Estas capacidades son necesarias para conectar con la vida, con nosotros mismos y con los demás. Nos sirven para fomentar y desarrollar la capacidad de empatía y de responsabilidad.
Nuestros niños van creciendo como pueden en esas burbujas casi herméticas que les hemos fabricado. En ellas los espacios son muy limitados y artificiales para el cerebro humano, que está desarrollado para relacionarse con los demás. Estamos dejando de dar valor a lo que nos rodea y dejándonos de sentir vivos.
Consecuencias de bloquear las capacidades innatas de los niños
Educar y criar, alejando a los niños de lo que es innato en ellos, es ir a contracorriente. Si un niño pierde la espontaneidad pierde su “yo”. Puesto que es uno de los rasgos que caracteriza y da sentido a la infancia.
Al bloquear las capacidades innatas de los niños y quitarles algo tan vital y necesario para ellos se suelen dar alteraciones de conducta. También problemas de concentración, como el famoso TDAH. Esto nos hace plantearnos si la gran mayoría los diagnósticos de TDAH son reales. ¿Son tantos los niños que necesitan una serie de recursos para poder centrarse? Quizá tan solo sería necesario prestar más atención a sus necesidades reales.
Numerosas investigaciones demuestran que la actividad al aire libre actúa como prevención de los trastornos de conducta. Con ella el TDAH mejora. Hoy en día no se disfruta del aire libre, del juego libre y de la libertad como se debiera y ese es el principal problema.
Las capacidades innatas que definirán su caracter
En la primera infancia, hasta aproximadamente los siete años, los niños son poseedores aún de una conciencia mental pura. No necesitan proyectar ni clasificar, ni etiquetar, ni juzgar. Son capaces de relacionarse directamente a través de los sentidos: tocar, oler, saborear, escuchar, observar.
Respecto a a todas estas dificultades los adultos debemos ser facilitadores y no adiestradores. Guiamos sus pasos diciéndoles en todo momento que deben hacer, sin dejar paso a la improvisación. Creemos que como adultos lo sabemos todo, sin darnos cuenta de que nosotros ya hemos perdido todo lo innato de nuestro ser. Estamos condicionados por la sociedad donde vivimos, que es cada día más artificial.
A pesar de la dificultad, la imaginación y la creatividad se pueden recuperar en cualquier momento. Tan solo debemos dejarnos llevar por nuestro “yo” interno y conectar con la naturaleza. Sin embargo, es algo que nos cuesta mucho. Y sin querer, condicionamos a nuestros niños para que ellos hagan los mismo renunciando a partes vitales de su personalidad. Porque las capacidades innatas son las que condicionan el carácter en un futuro.
¿Crees que vivimos demasiado ajenos a lo que ocurre a nuestro alrededor?
¿Debemos relajarnos más y dejar que los niños sean niños?
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