Lamentablemente, las conductas de agresión y persecución persisten en el tiempo y tienen consecuencias nefastas en las víctimas. Como sociedad, debemos generar espacios para educar y prevenir estas situaciones, tener herramientas para detectarlas a tiempo y saber qué hacer en caso de encontrarlas. El acoso escolar necesita acciones concretas y pertinentes, en donde todos los involucrados en el área educativa asuman su responsabilidad y actúen a tiempo.
Características del acoso escolar
El maltrato escolar es todo tipo de violencia física o psicológica, cometida por cualquier medio, en contra de un estudiante o un integrante de la comunidad educativa y realizada por otro miembro de la misma comunidad. Todos los integrantes de la comunidad educativa pueden sufrir algún tipo de maltrato; estudiantes, padres, madres y apoderados, equipos directivos, docentes, asistentes de la educación y sostenedores.
El acoso escolar es el acto de agresión u hostigamiento, realizado por uno o más estudiantes que atentan en contra de otro estudiante, valiéndose de una situación de superioridad. Estos actos agresivos pueden ser cometidos tanto dentro como fuera del establecimiento educativo.
La diferencia entre maltrato y acoso es que el primero es un acto de violencia aislado entre dos o más miembros de la comunidad educativa, mientras que el segundo es una conducta reiterada y persistente en el tiempo entre los mismos involucrados.
Las causas más frecuentes de acoso son: la religión, sexualidad, género, raza, nacionalidad, burlas a las características físicas y psicológicas, “discapacidad” y situación económica.
Estas acciones tienen efectos negativos, tanto en la salud física, como en el bienestar emocional y en el rendimiento académico de los niños o jóvenes, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además influye en el clima escolar del centro educativo.
Podemos distinguir algunos tipos de acoso dentro del ámbito educativo: físico, psicológico, social, verbal y sexual, dependiendo del rango etario de los involucrados. Además, debemos sumar el ciberacoso o ciberbullying, que es aquel que se realiza detrás de una pantalla, utilizando redes sociales, videollamadas o mensajes que menoscaban la autoestima y la salud mental de las víctimas.
La importancia de las acciones de prevención en la escuela
Los establecimientos educacionales deben tener un plan de convivencia escolar que incluya acciones claras de prevención del acoso, y que estén claramente diferenciados según el rol que desempeña cada miembro de la comunidad educativa.
Este plan integral debe llevarse a cabo durante todo el periodo escolar y debe ser dirigido a la familia, estudiantes, directivos, docentes y asistentes de la educación. Cada grupo juega un papel fundamental para generar un ambiente grato de aprendizaje, en donde la escuela debe ser un espacio seguro para los niños y jóvenes.
Algunas acciones concretas que puede realizar la escuela incluyen:
- Jornadas de sensibilización, destacando las consecuencias que trae consigo el acoso escolar.
- Ayudar a los niños a entender el acoso y cómo identificarlo, así, podemos lograr que una víctima denuncie o que los niños entiendan la diferencia entre el juego colectivo y las conductas dañinas.
- Entregar una educación socioemocional, que permita reforzar la autoestima y valorar las diferencias individuales. Desarrollar la inteligencia emocional y la autorregulación de emociones y conductas.
- Charlas y actividades donde se inculque el respeto a la diversidad en toda su magnitud.
- Mantener siempre las vías de comunicación abiertas para escuchar las problemáticas que pueden desencadenar en acoso.
- Como formadores, debemos dar el ejemplo de buen trato.
- Difundir con claridad el plan de convivencia escolar, donde se enfatice en las sanciones y las consecuencias de realizar acoso escolar.
- En aula, detectar a tiempo las interacciones negativas que se pueden desarrollar entre pares, para intervenir a tiempo.
- Explicar con ejemplos, como debe actuar un testigo de acoso y los pasos a seguir para impedir el maltrato o acoso a un compañero.
- Implementar factores protectores, tales como: educar en el uso de tics (talleres del desarrollo de una pantalla segura, uso de apps, los peligros de internet, el uso correcto de las redes sociales, orientar a los padres en la regulación parental), reconocimiento de valores (cooperación, compañerismo, empatía), tener una mirada de reparación, tanto para la víctima como para el agresor, sin centrarse sólo en la sanción punitiva, tener un canal de comunicación que de confianza a los estudiantes para que se puedan acercar con tranquilidad a conversar las situaciones que les afectan.
Estas conductas pueden afectar significativamente la autoestima, la emocionalidad, la seguridad y el desempeño escolar y puede provocar la deserción al sistema educativo y como consecuencia mayor, el suicidio. La escuela tiene la responsabilidad de generar un ambiente acorde para el aprendizaje, pero también, al poseer un rol educativo, debe implementar medidas para el desarrollo integral de los alumnos, abarcando la educación emocional y la regulación conductual.
En un próximo artículo, detallaremos las medidas de detección y actuación frente al acoso escolar.
Fuentes utilizadas en este artículo:
Acerca de la Autora
Gabriela Briceño Garay
Titulada con honores en Educación Diferencial (Chile), con Mención en Déficit Intelectual. Dentro de sus especializaciones y experiencias destacan el ser Especialista en Trastornos del Lenguaje y Dificultades del Aprendizaje, Jefatura Técnica Pedagógica y Coordinación de Programas de Integración Escolar, además de contar con un perfeccionamiento en Diseño Universal para el Aprendizaje y en Arteterapia. Actualmente cuenta con un Diplomado (c) en Educación Inclusiva.
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