Educando delincuentes: ¿Consecuencia de los centros de menores?

Los centros de menores han evolucionado mucho, en cuanto a su estructura como a sus finalidades. Cuentan con personal más especializado, intentando que no sean “cárceles” para pequeños delincuentes. Pero aún queda mucho camino por andar. No existe una unificación de criterios entre personal docente de centros de primaria y secundaria y personal que trabaja en estos centros; es decir, no existen unas políticas de “corrección” de modales desde las escuelas. Aunque si analizamos el problema desde el fondo veremos que tampoco existen muchos acuerdos entre familias y centros educativos.

Y si vamos más allá veremos que en muchos casos el problema surge en las familias. Un menor matriculado en 2º de la ESO suspende 5 asignaturas, los padres piden cita con el tutor, hasta ahí todo normal, pero no piden cita para ver que ha ocurrido, en que pueden apoyar a su hijo académicamente hablando, puesto que si les preocupara su hijo ya habrían mantenido más reuniones con ese tutor, y no ha sido así, esta es la primera en todo el curso, o quizás en años, puesto que si el menor aprobaba no había de que preocuparse. Piden cita para “exigir” el aprobado, y si es con una nota alta mucho mejor, y si no consiguen nada tocan el palo más alto y acuden a la Consejería de Educación o al organismo competente.

La lección que le estamos enseñando al menor es que siempre habrá alguien que le ayudara, importando poco lo que haya hecho. De suspender a cometer un delito menor hay solo un paso. Si me han suspendido, por no haber estudiado y esforzado lo suficiente y mis padres han movido cielo y tierra para ayudarme, si robo el video juego que tanto me gusta para mi PlayStation y que no tengo dinero para comprarme tampoco pasara nada, allí estarán ellos para defenderme; esta ser la manera de pensar de este niño.

Nuestra manera de pensar y afrontar la vida nos está haciendo crear “pequeños delincuentes”, son los ecos de una joven democracia y una generación educada para no esforzarse, puesto que nuestros padres y abuelos vivieron tiempos convulsos que no quieren que se vuelva a repetir, y que cometen el error de no dejar que las generaciones futuras pasen lo mismo que ello, confundiendo conceptos, porque “exigir cumplir sus funciones” no es maltrato ni dejadez. Se confunden términos, y hemos pasado del nada está permitido, al todo vale.

No todos los menores que comenten un delito y acaban en un centro de menores viene de familias desestructuradas, ni son de clase baja con falta de recursos a todos los niveles; la delincuencia juvenil también ha sufrido un cambio, puesto que cada vez nos encontramos mas con menores que provienen de clase media, y media-alta, con recursos, a nivel educativo y económico, pero con pocos valores inculcados desde las familias.

Un centro de menores no es un patio de colegio, y a pesar de que las cosas hayan cambiado no dejan de convivir jóvenes que cuando salgan de allí volverán a cometer un delito, y que de adultos irán de cárcel en cárcel; dejan huella a quienes pasan por ellos, y no siempre de manera positiva.

¿Crees que se les exige pocas responsabilidades a los niños?

¿Es necesario más acciones conjuntas entre familias y profesores?

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MÁS INFORMACIÓN

  • Los casos de violencia de hijos a padres suben un 40% en dos años: https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2017/01/16/violencia-hijos-padres-dispara-aumentar/903001.html
  • Aún hay poca evaluación de las acciones reeducativas de menores: https://eldia.es/sociedad/2017-01-02/9-Aun-hay-poca-evaluacion-acciones-reeducativas-menores.htm

 

 

 

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