Desde que nacemos y tenemos conciencia, nos da miedo diversas cosas y situaciones, sintiendo una angustia desproporcionada, difícil de controlar. Las más tempranas es cuando somos bebes y es el miedo a separarnos de nuestros seres queridos, porque son las figuras de apego con las cuales el bebe interactúa y se siente protegido. Las fobias son un estado normal, siempre y cuando se aprendan a controlar y que vayan desapareciendo con los años. El miedo a la oscuridad es otra fobia muy común, y es quizás una de las que no llegan a desaparecer del todo con el paso de los años, sino que su intensidad va bajando y no le damos ya tanta importancia.
Si una fobia no es tratada de manera adecuada puede llegar a convertirse en un problema de por vida, generando un estrés impropio e innecesario. Lo más importante es darle la importancia que se merece, no pensar que es una invención del niño para no hacer una u otra cosa, se trata de ponerle remedio y erradicar el problema.
Sentir miedo es un estado normal, por el cual hay que pasar para poder experimentar esa sensación y poder erradicarlo; cuando un niño nace está expuesto a múltiples estímulos a los cuales no estaba acostumbrado cuando estaba en el vientre materno, se tiene que ir haciendo al mundo exterior. Muchos padres dicen que sus hijos no tienen miedo a nada, tocan enchufes, juegan con unas tijeras, quieren saltar desde alturas imposibles…no es que no tengan miedo, es tan solo que ellos necesitan experimentar algo que antes no han hecho, y una vez realizada la acción, como ya saben a lo que se exponen, es cuando deciden que no quieren volver a hacerlo porque tienen miedo de experimentar esa sensación negativa de nuevo.
En ocasiones los padres trasmiten sus propias angustias a sus hijos, generándoles un miedo que hasta el momento no existía, es algo lógico, puesto que los adultos ya han experimentado más sensaciones y saben aquello que es peligroso, pero hay que intentar que estas advertencias no sean demasiado sobreprotectoras, puesto que tal y como hemos mencionado anteriormente el niño debe experimentar y conocer situaciones para poder valorar por su propio criterio. Cuando el niño ya hable nos hará participes de sus sensaciones y podremos entenderle mejor, para poder ayudarlo, mientras no sea así la manera de expresarlo será llorando, de manera incontrolable puesto que es su única manera de expresarse.
Lo importante es acompañar al niño en sus miedos, no ridiculizándolo ni riéndose de estas situaciones, puesto que el problema en vez de erradicarlo persistirá.
Aucal Business School posee una oferta amplia de formaciones relacionados con este interesante tema, escoge la que te gustaría estudiar en el Área Social y Servicio a la Comunidad y nosotros te ayudamos en darte ayudas económicas.
¿Experimentar miedos es positivo o negativo para los niños?
¿Los miedos se llegan a erradicar en algún momento o tan solo aprendemos a vivir con ellos?