Vivimos en un mundo en crisis y la crisis es oportunidad de crecimiento.
De igual modo ocurre con las situaciones conflictivas, la relación sana es la que permite el conflicto, conflicto entendido como intercambio de opiniones, tomando estas como punto de referencia para el cambio y no como una crítica constante a la otra persona.
El saber afrontar el conflicto hace necesaria una sana gestión de las emociones. Además se debe crear el espacio y el tiempo para sopesar las emociones, cuidarlas y reelaborarlas de forma que puedan decirnos algo, interpretar el conflicto y permitir encontrar los posibles cambios.
En grupo es donde más conflictos surgen, puesto que al entrar en interacción varias personas, cada una de las cuales con sus opiniones e intereses, es cuando más discusiones se pueden dar. Un grupo, ya sea de amigos, compañeros de trabajo o cualquiera que sea la relación que mantienen, se considera sano cuando expresan sus conflictos. Los conflictos deben ser vividos como momentos de profundo aprendizaje creativo.
Lo ideal sería vivir en un mundo tranquilo, sin discusiones ni conflictos, pero en un mundo con tan alta competitividad es normal que surjan roces y hostilidades; al tratarse de algo inevitable es mejor aprender a gestionarlos.
Una persona con grandes dotes de comunicación tendrá medio camino recorrido, puesto que la base de toda resolución de conflictos es el diálogo. Es muy importante que desde pequeños en casa se enseñe a los niños a gestionar la frustración que produce no ganar en el juego, no ser el mejor en un deporte o tan simple como no tener siempre la razón. Un niño que no sabe gestionar sus emociones se convertirá en una adulto que no buscará el conflicto, pero que siempre le llegará, puesto que no sabrá nunca ni que decir ni qué hacer.
Muy importante es hacer siempre un análisis de los contenidos, de la situación en general. Esto, junto a la empatía que todos deberíamos tener, ayudaría mucho a resolver y tratar conflictos. La empatía debería ser otro de los aspecto a tratar desde pequeños, puesto que la mayoría de veces los conflictos no se resuelven porque a pesar de tratar de entender la postura del otro no se logra del todo porque no hemos aprendido a empalizar con los demás. Hasta los mejores amigos discuten, pero debemos empezar a verlo como algo positivo, y no como negativo.
Tenemos miedo al conflicto, porque tenemos miedo a todo aquello que no sabemos manejar.
Técnico Superior en Mediación Familiar, es una formación que te orienta cómo resolver estos conflictos, a manejar la frustración y cómo apoyarse en el núcleo familiar. Aucal posee una gran variedad de cursos de esta área, puedes consultar sin compromiso.
¿ Se debería dar más importancia a las relaciones humanas y a la resolución de conflictos desde la escuela?
¿ Porque nos cuesta tanto afrontar lo desconocido?
MAS INFORMACIÓN:
– Cómo tener una discusión de pareja perfecta y que no llegue la sangre al río