maltrato infantil

Maltrato infantil: señales de alarma y consecuencias en los niños. Parte I

El maltrato infantil ha sido un tema complejo desde siempre, tanto la prevención como la identificación y el tratamiento. Lamentablemente, con el confinamiento, las cifras aumentaron y se hace necesario invertir más que nunca en la protección de los niños y el trabajo integral entorno a las consecuencias nefastas que puede sufrir un niño en su desarrollo.

¿Qué es el maltrato infantil?

Muchas veces, cuando se habla de maltrato infantil, se cree que son situaciones muy violentas, graves o crueles. Sin embargo, existen varias formas de maltrato que no necesariamente se presentan con evidencia física, por lo que son difíciles de detectar. Y es importante mencionar que la mayoría de los maltratos provienen de familiares o personas cercanas a la familia del niño.

Definir el maltrato hacia la infancia es difícil, porque dependerá del país y cultura de la cual se hable, pero en general es toda conducta de los adultos que afecta física, psicológica y/o sexualmente a niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años, produciendo un daño que podría alterar o amenazar el desarrollo físico y psicológico de éstos.

La Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, en su artículo 19, se refiere al maltrato infantil como “toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier otra persona que le tenga a su cargo”.

Existen diversos tipos de maltrato infantil, que dependen de la legislación de cada país para declararlo como delito penado por ley. Como clasificación general, se encuentra el maltrato físico, psicológico y sexual, cada uno de ellos con sus excepciones y características que ayudan a tipificarlo con mayor claridad.

Señales de alarma que debemos reconocer

Es muy difícil que un niño o niña pueda defenderse o pedir ayuda ante situaciones de agresividad o maltrato, sobre todo si éste se ha mantenido en el tiempo y para ellos es algo normal dentro de su contexto y se acostumbran a sufrir. Por esto, es de suma importancia saber detectar a tiempo las señales que presenta una petición de auxilio, por lo tanto, debemos distinguir entre manifestaciones conductuales, físicas y emocionales.

Estos cambios que puede presentar un niño, son indicadores que pueden señalar una situación de riesgo de cualquier tipo y que implica estar atentos al entorno del niño y las posibles amenazas a su alrededor.

Los indicadores pueden ser múltiples dependiendo de la edad y la personalidad del niño, algunos pueden ser:

  • Cambios en la conducta escolar (no querer ir a clases, marcas físicas, bajo rendimiento de un momento a otro, falta de higiene o también puede pasar que no quiera volver a casa y permanece mas tiempo en el colegio).
  • Cansancio o apatía sin motivo claro.
  • Conductas agresivas o rabietas severas.
  • Conducta sexual explicita o quizás autoestimulación frente a otros.
  • Dolores frecuentes sin causa aparente.
  • Regresiones conductuales (realiza conductas más infantiles que estaban superadas).

La presencia de un indicador no constituye por si mismo un maltrato evidente, pero puede ser una señal de alerta que no se debe ignorar. También se deben tener presentes las conductas de los padres o familiares con él o los niños del hogar, ya que debe existir un buen trato en cuanto a: preocupación por cuidados médicos que puede necesitar el niño, bienestar emocional, contención, cumplir con el derecho a educación, no emplear el castigo físico, entregar protección, entre muchas otras.

Los familiares y la comunidad educativa juegan un rol importante para identificar las señales de peligro y detectar los cambios inusuales que pueden constituir como indicadores de maltrato.

Las consecuencias en el desarrollo infantil son diversas, pueden ser físicas, neurofisiológicas, emocionales, sociales, en la relación con sus compañeros o amigos, en el desempeño académico, en la autoestima y seguridad personal.

El daño puede ser tan profundo, que puede afectar su vida por mucho tiempo o para siempre si no se realiza una intervención integral de calidad y a tiempo. Por esto, es muy importante detectar, denunciar y no ser un espectador, así quizás, le estés salvando la vida a un niño.


Fuente utilizada en este artículo:

https://www.observatoriodelainfancia.es/ficherosoia/documentos/4831_d_prevencion_y_abordaje_del_maltrato_infantil_y_abuso_sexual_desde_la_familia_y_las_ampas_0.pdf


Acerca de la Autora

 

 

 

 

Gabriela Briceño Garay

Titulada con honores en Educación Diferencial (Chile), con Mención en Déficit Intelectual. Dentro de sus especializaciones y experiencias destacan el ser Especialista en Trastornos del Lenguaje y Dificultades del Aprendizaje, Jefatura Técnica Pedagógica y Coordinación de Programas de Integración Escolar, además de contar con un perfeccionamiento en Diseño Universal para el Aprendizaje y en Arteterapia. Actualmente cuenta con un Diplomado en Educación Inclusiva.


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