TEA

Trastorno de Espectro Autista: inclusión escolar efectiva

En los artículos anteriores sobre el Trastorno de Espectro Autista, destacamos la importancia de la detección precoz para lograr una intervención temprana; además, detallamos el proceso de evaluación y diagnóstico. Luego de estos procesos, comienza la etapa de lograr la mayor inclusión posible en la escuela, para esto, es necesario que se involucren todos los agentes educativos pertenecientes a la comunidad.

Las opciones educativas para niños con TEA

Existen dos modalidades educativas a las que puede optar un niño con TEA: la educación especial y la educación regular. La alternativa elegida dependerá de las características individuales del niño, de la opinión de los especialistas, de los padres o tutores y de lo que ofrecen las instituciones educativas.

La educación especial, que entrega apoyos especializados y un contexto cerrado, es una buena alternativa cuando el nivel de necesidad de apoyo es notable o muy notable; Estos niveles están considerados dentro del Manual DSM-5 (especificado en artículos anteriores) y ayudan a determinar las necesidades específicas diagnosticadas en el proceso de evaluación integral.

Un aspecto a considerar de esta modalidad, es que no se logra la inclusión en su totalidad, ya que los niños se desenvuelven en un contexto aislado de la realidad, pero es la opción más adecuada cuando las instituciones educativas regulares no cuentan con las herramientas necesarias para el logro de una verdadera inclusión, sobre todo, cuando las necesidades educativas son mayores.

La educación regular es una buena alternativa siempre y cuando la escuela logre adaptarse a las necesidades del niño y cuando la comunidad tenga las herramientas para apoyar a la familia, al niño y la capacidad de sensibilizar a los miembros de la institución.

¿Cómo preparar el entorno educativo para dar respuestas de calidad?

La educación eficaz debe apoyarse en la organización de un contexto natural estable que les permita la comprensión de los sucesos que tienen lugar durante el día. Una estabilidad de condiciones que el estudiante pueda reconocer, sobre las que pueda actuar y que pueda transformar.

El ambiente juega un papel muy importante en el aprendizaje de los niños y niñas que presentan TEA, por lo tanto, es necesario que este sea:

Organizado, que haya un lugar y un momento para cada cosa, evitando los contextos caóticos.

Estructurado, donde el niño o niña saben y conocen las pautas básicas de comportamiento, tienen seguridad de lo que se espera de ellos/as, el adulto dirige y organiza las situaciones.

Predecible, saben cómo van a suceder las cosas y qué esperan los adultos de ellos/ellas. Igualmente, cómo responden los adultos frente a sus comportamientos. La falta de anticipación y de estructura, crea grandes dificultades para el desenvolvimiento natural del niño.

Facilitador de aprendizajes; el adulto aprovecha aquellos momentos cotidianos y naturales en los cuales se les pueden enseñar aprendizajes no programados, allí está la oportunidad para dar sentido a una palabra, acción o situación.

Además, el aula debe tener apoyos visuales que ayuden al estudiante a orientarse y a seguir su estructura, todo según la necesidades individuales que se vayan identificando en el camino y que apoyen la adquisición de aprendizajes y de habilidades. Tal vez sea necesario establecer un horario definido, donde se puedan anticipar las actividades del día, un reloj, imágenes de apoyo o un calendario con información detallada e importante del curso y del colegio.

La preparación de los profesores es fundamental para lograr el aprendizaje y la adaptación de los niños; ellos pueden lograr transformaciones en su manera de relacionarse, de comunicarse, de comportarse o, por el contrario, pueden contribuir a que las características del TEA se intensifiquen.

Otro aspecto importante es la sensibilización de los compañeros de clase, ya que ellos compartirán el día a día con el niño y pueden facilitar o complejizar la inclusión social en el entorno inmediato.

También es relevante el trabajo con las familias de estudiantes con NEE (necesidades educativas especiales), este debiera considerar tres aspectos centrales: La entrega de herramientas concretas para apoyar el desarrollo y crianza del hijo o hija con TEA, el desarrollo de un vínculo que propicie el trabajo colaborativo y la contención emocional a los padres, y La entrega de información específica relacionada con el trastorno del espectro autista.

¿Cómo promover la inclusión?

A nivel de la comunidad educativa es importante contar con un equipo formado por profesionales asistentes de la educación para apoyar el proceso inclusivo de los y las estudiantes, este equipo debe ser interdisciplinario, que realice una evaluación integral y que entregue los apoyos dentro y fuera del contexto educativo y durante todo el periodo escolar.

El equipo directivo debe destinar tiempo de trabajo colaborativo para todos los involucrados, y así poder realizar adecuaciones curriculares, planes de apoyo individual, planificar clases DUA (diseño universal para el aprendizaje), confeccionar material de apoyo, e intercambiar estrategias de intervención entre los profesionales y asistentes de la educación. Además, muchos niños cuentan con apoyo externo a la escuela; si este último es el caso, se debe destinar tiempo para reuniones entre los equipos y coordinar los apoyos.

Para promover la inclusión, también se deben generar instancias para reunirse con los apoderados de niños con TEA, para atender a sus preocupaciones, compartir con ellos las acciones que se realizarán, y dar sugerencias de apoyo en el hogar.

Además, se pueden realizar actividades para promover los valores inclusivos, como celebrar o conmemorar las efemérides importantes relacionadas con las necesidades educativas especiales del TEA, con los derechos de las personas y actividades que logren la participación de toda la comunidad.

Hemos visto en artículos anteriores, la relevancia que tiene la escuela en la formación integral de los niños, debe formar en valores, desarrollar competencias y habilidades, generar una socialización sana y enseñar que la diversidad es natural y que todos tenemos diferentes necesidades y fortalezas que nos distinguen como personas con derechos y deberes.

Los niños con TEA merecen, como todos, poder desarrollarse en plenitud, y para esto, las barreras educativas y sociales deben derrumbarse, y la educación es la clave para el cambio.


Acerca de la Autora

 

 

 

 

Gabriela Briceño Garay

Titulada con honores en Educación Diferencial (Chile), con Mención en Déficit Intelectual. Dentro de sus especializaciones y experiencias destacan el ser Especialista en Trastornos del Lenguaje y Dificultades del Aprendizaje, Jefatura Técnica Pedagógica y Coordinación de Programas de Integración Escolar, además de contar con un perfeccionamiento en Diseño Universal para el Aprendizaje y en Arteterapia. Actualmente cuenta con un Diplomado en Educación Inclusiva.


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