¿Los delincuentes nacen o se hacen? Es decir, ¿es el ambiente socioeconómico el que determina que una persona decida optar por el mal camino o son sus propias decisiones las que deciden cómo va a actuar? Está demostrado que el ambiente socioeconómico no determina por si sólo que una persona sea un criminal, debido a que no son tan solo las personas más desfavorecidas socialmente las que cometen los delitos en nuestra sociedad.
Todos los días al abrir el periódico nos encontramos con noticias de atracos, asesinatos, violaciones…cometidos por gente que llevaba una vida aparentemente normal, sin carencias de ningún tipo, y que a pesar de ello deciden cometer un delito penado, tanto por la ley como por la sociedad.
Aucal está implicada en tratar de cambiar estas conductas, por eso, hoy dedicamos este artículo a este tema que siempre está de actualidad.
El psicólogo social norteamericano Stanley Milgram decidió realizar unos estudios sobre la obediencia, los cuales pusieron de manifiesto que las personas obedecen a las figuras de autoridad incluso en contra de sus propios principios morales, lo que puede llegar a generar situaciones de ansiedad importantes. Lo que se demostró es que cualquier persona, bajo la presión de una figura de autoridad podía llegar a cometer los actos más horribles. Otra de las cosas que se observaron a raíz de estos estudios es que la apariencia física de la figura de autoridad también es algo determinante en el comportamiento del propio individuo.
El experimento Milgram se ha convertido en un clásico de la psicología demostrando los peligros de la obediencia. Otros profesionales del sector han puesto en duda lo demostrado por estos estudios, argumentando que la obediencia está fuertemente influenciada por factores externos e internos, como las creencias personales y el temperamento que cada persona tiene en general.
¿Cuales son las consecuencias de la obediencia?
Obedecer ciegamente a una persona de autoridad tiene unas consecuencias que se observan rápidamente en el individuo que la sufre: una autoestima baja y la anulación de opiniones personales son las dos conductas que aparecen más rápidamente, las cuáles son las más visibles.
Actualmente, vivimos en una sociedad en la cual se educa desde pequeños en la obediencia, en la fe ciega de que los adultos tienen siempre la razón y se nos infunda el miedo a las consecuencias si desobedecemos las órdenes del superior (por ejemplo el padre, madre, profesores, abuelos…). Pero por otro lado se nos enseña ” el camino correcto” . En situaciones así nos preguntamos qué es lo que debemos hacer; la decisión no es sencilla y dependiendo del carácter de la persona le puede provocar fuertes perturbaciones en su personalidad.
De igual modo se observa el extraño comportamiento de las personas ante la presión del grupo, es por ello que situaciones como el bullying escolar han crecido mucho en los últimos tiempos, convirtiéndose en un fenómeno peligroso y que preocupa a toda la sociedad. La tendencia del ser humano a actuar como el rebaño facilita esto, si bien es verdad que nuestra condición de grupo hace que la especie humana haya conseguido sobrevivir.
Vivimos demasiados condicionados por la opinión de la sociedad, por dar satisfacción al resto sin importar lo que nosotros haríamos, sin exponer nuestra opinión ante una figura de autoridad. Por la cosa de que cuando que adulto habla el niño se calla. Y el niño no puede llegar a crecer sin esa necesidad tan necesaria que es poder expresar lo que sentimos a cada momento.
Aucal cree firmemente que la educación puede modificar los comportamientos conflictivos tanto de niños y jóvenes, por eso el Máster en Intervención Social con Menores en Riesgo de Exclusión es un título idóneo, para trabajar con los menores en conductas conflictivas o peligrosas tanto para su salud como para sus compañeros. Este máster tiene una duración de 9 meses en modalidad online. Puedes hacer tus consultas aquí.
¿El ambiente en el cual se crece determina nuestra vida futura?
¿Es tan cómplice el que ejecuta como el que observa?
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