Este Objetivo de los ODS es tan importante como los demás, pero tiene un valor agregado, que es darles dignidad a las personas a través de un trabajo decente. Y si hay trabajo, hay crecimiento económico.
Promover el Trabajo decente y crecimiento económico
Como ya hemos dicho anteriormente, el Covid-19 ha alterado las vidas de las personas y las actividades en específico, especialmente el trabajo. Muchas personas han perdido sus trabajos y otras han visto reducido sus ingresos producto de lo mismo.
El progreso se impulsa a través del crecimiento económico y éste a través de un trabajo digno y decente.
La pandemia ha puesto en peligro la economía mundial, lo cuál podría traducirse en una próxima pandemia económica a nivel planetario.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), prevé una recesión mundial tan mala o peor que la de 2009.
La Organización Internacional del Trabajo estima que cerca de la mitad de todos los trabajadores a nivel mundial se encuentra en riesgo de perder sus medios de subsistencia, a medida que se intensifica la pérdida de empleo.
Ya existía antes de la pandemia la probabilidad de que uno de cada cinco países vieran sus ingresos per cápita estancarse o reducirse en 2020.
La pandemia ha provocado estragos en el sector económico, es muy incierta la situación en este sector a futuro, ya que no es un proceso de fácil y rápida recuperación, después de una caída tan grande.
Además, empeoran los riesgos de otros factores, como las alteraciones en la producción industrial, la caída de los precios de los productos básicos, la volatilidad del mercado financiero y el aumento de la inseguridad, todo derivado de las perturbaciones económicas y financieras provocadas por el Covid-19.
Lamentablemente, quienes más sufren con esta crisis económica son los más pobres, ya que existe en este momento una recesión histórica con niveles récord de carencias y desempleo.
Ante la situación de emergencia económica provocada por el Covid-19, las Naciones Unidas en abril de 2020 elaboró un marco para la respuesta socioeconómica inmediata a la pandemia, como hoja de ruta para apoyar a los países en su camino a la recuperación social y económica.
Su objetivo era reforzar de manera extraordinaria la ayuda internacional y el compromiso político, para garantizar que todas las personas tuvieran acceso a los servicios esenciales y a la protección social.
Este marco de respuesta socioeconómica consta de cinco pautas:
- Garantizar que los servicios de salud esenciales sigan estando disponibles y proteger los sistemas sanitarios.
- Ayudar a las personas a lidiar con la adversidad mediante la protección social y servicios básicos.
- Proteger empleos y apoyar a pequeñas y medianas empresas, y a los trabajadores del sector informal, mediante programas de respuesta y recuperación económicas.
- Orientar el aumento necesario de estímulos fiscales y financieros para que las políticas macroeconómicas funcionen en favor de los más vulnerables y reforzar las respuestas multilaterales y regionales.
- Promover la cohesión social e invertir en sistemas de respuesta y resiliencia impulsados por las comunidades.
También la economía sufrirá cambios después de la pandemia, será una economía diferente, inclinada hacia conseguir un desarrollo más sostenible y más resiliente a futuras perturbaciones.
Datos interesantes
- En 2017, la tasa mundial de desempleo se situaba en el 5,6%, frente al 6,4% del año 2000.
- En todo el mundo, en 2016 el 61% de los trabajadores tenía un empleo no regulado. Exceptuando el sector agrícola, el 51% de todos los trabajadores se incluyeron en esta categoría de empleo.
- Los hombres ganan 12,5% más que las mujeres en 40 de los 45 países de los que se tienen datos.
- La brecha salarial de género en todo el mundo se sitúa en el 23% y, si no se toman medidas, se necesitarán otros 68 años para lograr la igualdad salarial. La tasa de participación de la mujer en la población activa es del 63%, mientras que la de los hombres es del 94%.
- A pesar de su creciente presencia en la vida pública, las mujeres se siguen haciendo cargo 2,6 veces más del cuidado de personas no remunerado y del trabajo doméstico que los hombres.
- Entre 2016 y 2030, se necesitan 470 millones de puestos de trabajo en todo el mundo para aquellos que van a acceder por vez primera al mercado laboral.
Entonces, ¿Por qué es importante el trabajo decente y crecimiento económico?
Porque los Objetivos de los ODS, en su conjunto, aspiran a promover la igualdad entre las personas de todo el mundo, en lo económico, social y laboral.
Porque con un trabajo decente se puede salir de la pobreza y eso lleva a tener una mejor educación, mejor salud y mejores oportunidades en la vida, y por ende, una vida más digna para todos.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la cifra de desempleados en 2015 asciende a más de 204 millones. En este rango están en mayoría las mujeres y hombres jóvenes.
Se necesitan 430 millones de empleos a nivel mundial de aquí al 2030, para mantener el ritmo de crecimiento de la población mundial en edad laboral, es decir, 30 millones de empleos al año.
Y no solo eso, además, hay que mejorar los sueldos de 780 millones de mujeres y hombres que trabajan, pero que no ganan lo suficiente para que ellos y sus familias salgan de la pobreza.
Mientras más personas trabajen, más beneficios tiene la sociedad y además, contribuyen al crecimiento de su país.
Para lograr este Objetivo, todos los países deben invertir en educación y formación de alta calidad, darles acceso a la protección social y los servicios básicos a los jóvenes y dotarlos de las aptitudes que se ajusten a las necesidades del mercado laboral.
La igualdad debe primar a la hora de apoyar a los jóvenes en la educación y después en su ingreso al mercado laboral. Deben tener las mismas oportunidades hombres y mujeres y tener el mismo nivel de ingresos.
Partiendo de esta base, se puede construir un mundo mejor, más equitativo y justo.
Fuentes utilizadas en este artículo:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/economic-growth/
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