Educar en tiempos de crisis

El cerebro humano reacciona mal ante situaciones de crisis, tiende al bloqueo y al pesimismo, a pesar de estar preparados para afrontar la supervivencia, pero tenemos tan interiorizados el concepto de libertad que cuando vemos peligrar este concepto tendemos a bloquearnos. Evidentemente este bloqueo puede durar más o menos en base a nuestra manera de ser y nuestro comportamiento frente a la vida. Los niños también sienten los momentos de crisis, y es necesario que sepan lo que pasa a su alrededor, explicándoles siempre las cosas en base a su edad y madurez mental. En estos momentos donde estamos viviendo una situación tan complicada, que nos impide hacer nuestra vida normal y donde los niños pasaran mucho tiempo encerrados en sus casas es más que necesario mantener un buen control mental, así como de las emociones, las propias y las de nuestros menores.

Lo primero que tenemos que establecer son unas rutinas y unos horarios, que sea lo más cercano a la realidad que se vivía antes de este confinamiento.  Tampoco se trata de tenerlos 5 horas sentados ante los libros, como si estuvieran en el colegio, pero no dejar que pase todo el día sin hacer nada: leer, escribir, hacer cuentas, fichas, adaptando siempre las tareas a la edad de los niños, así como el tiempo destinado a este fin. En estos momentos es cuando detectamos que no existe una igualdad educativa, puesto que no todos pueden acceder a la información o a Internet de la misma manera, bien sea por falta de medios o por falta de tiempo de aquellos progenitores que aun tienen que trabajar. Por este motivo no podemos pretender que al volver  a las aulas todos los niños sepan lo mismo, veremos un brecha considerable en cuanto a los conocimientos adquiridos o reforzados durante este tiempo de parón educativo. La vuelta a la normalidad se deberá hacer de manera calmada y progresiva, sin presiones innecesarias para alumnos y docentes. Quizás sea el momento de plantear una revisión de contenidos y curriculum escolar, escalonar nuevos objetivos educativos y pausar un poco el frenético ritmo de deberes y tareas diarias.

Es el momento de pasar tiempo en familia, de hacer todas esas cosas que no hacemos por falta de tiempo. Los juegos de mesa son un alternativa muy interesante para pasar estos días, con ellos enseñamos a los niños a cumplir unas reglas, así como a esperar su turno de juego, puesto que la paciencia escasea en edades tempranas.

Si la educación nos prepara para la vida, para lo inesperado, no podemos creer que lo más relevante es seguir “estudiando”, en lugar de vivir, sentir, dialogar, de encontrar antiguos y nuevos sentidos para nuestras vidas. Y todo esto se lo debemos trasmitir a nuestros hijos. Ellos notan la ansiedad y la presión, debemos permitirles que expresen sus miedos, temores y ansiedades, cada uno lo va hacer a su manera : dibujando, jugando o hablando, la clave es que les permitamos expresarse .

¿ Esta los niños preparados para cambios tan bruscos como los que estamos viviendo?

¿ Debemos explicarles todo lo que pasa o es mejor camuflar un poco la realidad?

 

 

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