Muchas personas tienen miedo al consumir pescados y mariscos porque éstos están contaminados por los tóxicos provenientes de los vertidos humanos a los océanos.
Contaminación de los peces
Al mercurio hay que sumar el efecto “cóctel”, ya que además estos alimentos pueden contener otros metales pesados (cadmio, plomo o arsénico) y contaminantes (dioxinas).
Las dioxinas (policlorodibenzodioxinas) son las sustancias químicas más tóxicas que el ser humano ha sido capaz de sintetizar.
Estos tóxicos llevan muchos años acumulándose en el medio marino, principalmente debido a la actividad humana.
Para proteger a la población, los organismos oficiales marcan un valor máximo para cada contaminante y un valor de ingesta semanal tolerable. Estos niveles se han ido rebajando los valores de la ingesta semanal de mercurio y metilmercurio.
Nivel de toxicidad en el consumo de pescados
En un estudio de la EFSA “European Food Safety Authority”, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, recomienda:
“Limitar el consumo de especies de peces con un alto contenido de metilmercurio, es la manera más eficáz de alcanzar los beneficios para la salud del consumo de pescado, reduciendo al mínimo los riesgos planteados por la excesiva exposición al metilmercurio”.
Es muy importante la cantidad en la que los comemos y la frecuencia para obtener la dosis ingerida.
El nivel de toxicidad presente en los pescados depende de múltiples factores:
- del mar dónde se ha pescado,
- del tipo de pescado,
- de la estación (la cantidad de metales acumulados es proporcional a la grasa acumulada).
Consejos para el consumo de pescados
Hay que vigilar el tipo de pescado, raciones y frecuencia, para ello incluimos los siguientes consejos:
- Priorizar el pescado azul pequeño
Del tamaño de la caballa para abajo, el jurel, las sardinas, las anchoas y los boquerones. Siempre con cocciones suaves o marinados para no destruir los omega-3.
- Evitar los predadores y grandes túnidos
Los más contaminados son: pez espada, atún rojo, tiburón, tintorera, pintarroja, panga y lucio.
- Recomendaciones para población sensible (embarazas, mujeres durante la lactancia o menores de 3 años)
Evitar el consumo de las especies más contaminadas.
- Cuidado con las conservas de atún
La contribución más importante de mercurio en la dieta viene dada por las conservas de atún, ya que es un producto cuyo consumo está muy extendido.
Cuando está envasado en vidrio se evita el traspaso de metales en el proceso de enlatado.
- Pescado blanco, menos contaminado
Tienen menos grasa, por lo tanto, menos omega-3, pero también menos contaminación. Podemos incluir como ejemplo: bacalao, gallo, rape, mero, dorada o merluza.
Pero debemos evitar:
Salmonete de roca, pez pequeño rojizo, que destaca por su contenido en dioxinas y arsénico.
El lenguado acumula cantidades considerables de plomo y arsénico.
Los pescados con menor riesgo de contaminación son aquellos de menor tamaño, o de agua dulce: Lubina, Dorada, Sardina, Lenguado, Trucha y Salmón.
- Marisco sí, con algunas precauciones
El grupo de marisco incluye crustáceos y moluscos (bivalvos y cefalópodos).
Los bivalvos (mejillones, berberechos) son filtradores y acumulan la contaminación del mar.
No debemos chupar la cabeza de las gambas y los langostinos, ya que es donde se concentra el cadmio.
- Apostar por el “slow fish”
Priorizar la pesca local, salvaje, la pesca artesanal y respetando la estacionalidad. Cuidado con los peces de piscifactoría de fuera de la unión europea (panga, perca).
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