Lo primero es considerar los factores que influyen en la salud ósea, sin tener en cuenta ni la edad ni el sexo, porque esta enfermedad no solamente afecta a mujeres de mediana edad o ancianos.
Cada vez se diagnostican más casos de osteoporosis en la etapa infantil o en adolescentes. No todas las fracturas se deben a osteoporosis, pero es clave estar alerta cuando las lesiones se producen por traumatismos mínimos o incluso espontáneamente.
En la población general existen factores que predisponen a una mala salud ósea con riesgo de fragilidad: el sedentarismo, la falta de exposición solar y la ingesta insuficiente de productos lácteos y derivados.
Destacamos la frase del doctor López Robledillo, durante su intervención en el IV Curso de Reumatología Pediátrica, organizado por la Sociedad Española de Reumatología con la colaboración de Gebro Pharma y Roche. «En muchas ocasiones, la osteoporosis es una enfermedad geriátrica que comienza en la edad pediátrica».
La prevención es clave, pues es en la adolescencia, la etapa de la vida en la que se adquiere el pico de masa ósea que supondrá el capital óseo para el futuro. Es necesario reforzar los hábitos saludables, se debe evitar el consumo de alcohol, tabaco y productos ricos en cafeína, y consumir una dieta con niveles de calcio adecuados, para prevenir el desarrollo de la osteoporosis y mejorar la salud ósea presente y futura.
En casos de alergias o intolerancias alimentarias, si no hay un tratamiento nutricional adecuado, pueden producirse carencias nutricionales graves.
Muchas veces la prevención solamente tiene en cuenta aumentar la ingesta de los nutrientes necesarios para el hueso y no siempre en los factores que potencian su destrucción.
Muchas veces esto se ve mejor con un ejemplo, un joven o adolescente sedentario, fumador y que bebe con frecuencia bebidas con cafeína y alcohol, necesitará una dieta más rica en Calcio y Vitamina D para prevenir la osteoporosis.
No olvidemos que además las causas de la osteoporosis infantil están en enfermedades genéticas; enfermedades crónicas como las enfermedades reumáticas, enfermedades tumorales, digestivas, endocrinológicas, neuromusculares; y determinados tratamientos antiepilépticos, con corticoides y quimioterapias.
La osteoporosis se asocia a enfermedades inflamatorias crónicas como las reumatológicas, por ejemplo, la artritis idiopática juvenil y el lupus eritematoso sistémico, ya sea por la propia enfermedad en sí, por sus tratamientos o por ambas cosas. También los niños supervivientes de cáncer y los grandes inmovilizados por enfermedades neuromusculares pueden sufrir de osteoporosis.
Actualmente existen tratamientos para las osteoporosis graves, ya sean genéticas o secundarias, pero la clave es la prevención y en ella es clave una correcta alimentación en todas las etapas de la vida.