Crear un buen hábito alimentario en edades tempranas es la mejor forma de preservar la salud de boca y dientes.
Se suele decir que somos lo que comemos. Esta afirmación esconde detrás una verdad mucho más grande de lo que parece a simple vista. Cuando pensamos en la alimentación, hablamos de ella como un elemento que influye considerablemente en nuestra salud general; pero, ¿sabías que la comida que consumimos también influye en nuestra salud bucodental?
Centros especialistas en boca y dientes, como Raga Ortodoncia, insisten en esta idea que viene sustentada por cantidad de estudios médicos y sanitarios. Seguir una buena nutrición lleva a contar con unos dientes fuertes y sanos, que puedan aguantar lo suficiente el ataque de las bacterias que llegan a nuestra boca a diario, y que además, nos permitan masticar con normalidad durante mucho tiempo.
Pero es algo que va mucho más allá de eso, que depende directamente de la composición de los alimentos a consumir. Tan solo hay que pensar en esos pequeños que acuden a menudo a lugares como la clínica dental Raga Manresa para la realización de empastes. Sus dientes se erosionan y se gastan excesivamente por culpa del exceso de azúcares, esos tan presentes en las golosinas que comen tan felizmente.
Las caries y las enfermedades dentales aparecen por la penetración de bacterias y por la mala higiene bucal, pero también por los azúcares y la desnutrición. Aunque esta última aparece con muchísima menos frecuencia en la mayoría de familias, el azúcar sí que aparece más de la cuenta en los alimentos destinados sobre todo al consumo infantil.
Por eso, es tremendamente importante educar a los hijos en la salud dental. Recordarles la importancia de cepillarse los dientes tras cada comida, hacerlo adecuadamente y, por supuesto, ingerir alimentos en su justa medida, sobre todo cuando el azúcar se convierte en su componente estrella.
Llevar una buena salud bucal desde la infancia es esencial para que los problemas aparezcan con mucha menos frecuencia una vez se es adulto. Si se tienen buenos hábitos y se es plenamente consciente de qué alimentos influyen negativamente en el estado de nuestra boca y nuestros dientes, podemos evitar la inmensa mayoría de incidencias que suelen afectar a esta parte tan importante de nuestro cuerpo.
Hay que controlar la comida, así como el cuidado de los dientes. Ambos aspectos van de la mano, pero solemos descuidar el segundo mucho más que el primero.
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