La popularidad de los garbanzos ha crecido durante los últimos años gracias a la incorporación de nuevas recetas
Los garbanzos están presentes en nuestra dieta desde siempre. Esta legumbre tan apreciada por numerosas gastronomías llegó a España con los romanos y desde entonces la disfrutamos en una gran variedad de platos: ensaladas, salteados, aperitivos, estofados, guisos, cocidos o potajes.
Es una fuente alimenticia que destaca por sus propiedades nutritivas y energéticas, y por su alto contenido en fibras, calcio, magnesio, hierro y proteínas. Estas cualidades han hecho que últimamente su popularidad se haya visto acentuada pero lo que sin duda ha colocado al garbanzo en lo más alto del podio de las legumbre ha sido la llegada de nuevas recetas desde otras partes del planeta.
La evolución de la gastronomía ha catapultado a las legumbres como una de las mejores opciones para veganos y vegetarianos, favoreciendo así la introducción de dichas recetas.
Sin duda, la más popular es el hummus, una crema de garbanzos de origen marroquí cuyo impacto se extiende a todo el mundo. Es ideal para acompañar con tostadas o crudités de verdura, por ejemplo.
Pero hay muchas otras alternativas que se han introducido en nuestras casas. Llegada desde Marruecos también se ha popularizado la ensalada fresca de garbanzos y verduras, que contiene pimiento, cebolla morada, tomate, ajo y limón. El falafel o el couscous también incorporan esta legumbre en su elaboración.
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Aprende a cocinar un delicioso hummus con esta receta
Hacer un buen hummus no es complicado pero requiere de un cierto grado de paciencia para conseguir una textura perfecta. Los ingredientes básicos que necesitas para cocinar esta tradicional crema de garbanzos marroquí son: garbanzos, tahini, comino, ajo, limón, aceite de oliva y pimentón dulce.
Para condensar todos los ingredientes y conseguir la textura que hemos comentado, se necesita una minipimer o una licuadora. Las cantidades se equilibran al gusto de cada uno.
Se juntan todos ellos – excepto el pimentón dulce, que se añade una vez se ha logrado la textura cremosa indicada. Una vez finalizado, se coloca en un plato hondo y se le añade un poco de aceite de oliva. ¡Y a comer!
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