Tips para evitar efecto rebote en las dietas

Efecto rebote en las dietas: cómo prevenir esa pesadilla

Una dieta en la que se pasa hambre y no nos permite mantener nuestro ritmo de vida no es una buena dieta. Y el efecto rebote en las dietas es lo que viene después.

Tips para evitar efecto rebote en las dietas

Como todo aprendizaje el aprender a comer de manera saludable requiere un esfuerzo especialmente en las primeras etapas, pero si se afianza no se olvida.

Cuando comemos de manera saludable, nos sentimos mejor, no queremos volver a nuestros errores anteriores y es difícil recaer en los malos hábitos que provocaron ese aumento de peso.

La dieta más adecuada se debe adaptar a nuestra forma de vida, de manera que nos permita mantener en el tiempo unas pautas de alimentación saludables, de lo contrario a la pérdida de peso le seguirá el temido efecto rebote en las dietas o yo-yo, (volver a recuperar el peso al poco tiempo de abandonar la dieta).

Las experiencias pasadas, nos provocan mucho miedo y muchas veces nos provocan abandonos de la dieta y aumentar nuestra ansiedad por la comida, especialmente por los alimentos menos saludables.

El efecto rebote en las dietas, tan temido en todas las personas que siguen una dieta se debe principalmente a:

  1. Una gran parte del peso perdido no es grasa, es agua, muchas veces debido a la combinación de dieta restrictiva con el consumo de productos diuréticos, desde medicamentos a plantas con propiedades diuréticas.  Cuidado con pensar que al tratarse de diuréticos naturales no pueden poner en riesgo nuestra salud, ya que con la orina no solamente se pierde agua, también electrolitos (Sodio, Potasio, Magnesio, Calcio, …).  Estos minerales cumplen numerosas funciones en el organismo (mantener el equilibrio en las células, funcionamiento adecuado del sistema nervioso, obtener un adecuado rendimiento muscular, etc.).

Éstos no ayudan a quemar grasa, la bajada de peso observada solamente se mantiene con su consumo. “Los diuréticos nos hacen perder agua, que se recupera en cuanto dejan de tomarse”.

Cuando se pierde peso y se regula adecuadamente la alimentación, la retención de agua desaparece sin tener que tomar diuréticos. 

2. Con dietas de adelgazamiento incorrectas lo que se pierde es masa muscular, no grasa, por lo que el cuerpo cada vez necesita menos energía. 

  • Las dietas muy restrictivas hacen que nuestro cuerpo utilice nuestra musculatura como combustible, se queman proteínas en lugar de hidratos de carbono o grasas.
  • Si no se consumen suficientes proteínas, no se puede conservar nuestro tejido muscular
  • Si nos saltamos comidas, por ejemplo la merienda, nuestro cuerpo utiliza la masa muscular en lugar de la grasa almacenada.
  • Pensamos que restringir la dieta basta para perder peso y disminuimos nuestra actividad física o simplemente no tenemos suficiente energía como para seguir realizando ejercicio.

3. La dieta no siempre nos ayuda a modificar nuestros hábitos alimenticios. Se puede alcanzar un “peso ideal” siguiendo una dieta, pero, si no se consigue aprender y afianzar unos hábitos de alimentación saludables, al abandonarla se vuelve a las viejas costumbres y poco a poco se van sumando los kilos que se consiguieron perder.

Tips para evitar efecto rebote en las dietas

Por ejemplo, los productos sustitutorios  (barritas, batidos, …), pueden ser cómodas en casos puntuales, pero nunca deben tomarse permanentemente o adoptarse como una costumbre.

Consecuencias de una dieta muy estricta

Las hormonas que regulan el metabolismo tienen influencia en la recuperación del peso perdido cuando se abandona una dieta, aunque no la justifican por sí solas.

La grelina es una hormona encargada de generar la sensación de hambre, nos avisa de que tenernos que comer, es una señal de nuestro cuerpo cuando nos faltan nutrientes. Sus niveles aumentan antes de comer y disminuyen cuando pasamos un tiempo comiendo. Se activan cada 3 o 4 horas después de haber terminado de comer.

La leptina, es la hormona antagónica de la grelina, su principal función es suprimir el apetito comunicando al cerebro que estamos ya saciados. Se segrega mayoritariamente en el tejido adiposo. Una alteración de la leptina provoca que el apetito no se regule correctamente, lo que provoca que tengamos la “necesidad de comer continuamente”.

Si se sigue una dieta muy restrictiva que conlleva una carencia importante de nutrientes y energía (calorías), el metabolismo se ralentiza y, como no queda energía sobrante, el organismo no la almacena en forma de grasa.

Cuando se vuelve a la alimentación habitual, empieza a haber calorías sobrantes, pero el metabolismo está ralentizado como recuerdo de la etapa anterior y la grasa vuelve a acumularse, con el consiguiente aumento de peso.

Es importante consultar a un especialista de nutrición para seguir una dieta de acuerdo a cada organismo y cuerpo. Nunca olvides que la responsabilidad está con nosotros primero.

 

Elena Somolinos

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