Hábitos alimenticios que perjudican la salud

Hábitos alimenticios que perjudican la salud

Es necesario que las costumbres alimenticias de la sociedad cambien para que esta no se enferme. Conozcamos los hábitos alimenticios que perjudican la salud.

Las consecuencias de una mala alimentación son serias, especialmente en el desarrollo de enfermedades graves, tanto psicológicas como físicas. En los últimos años los hábitos alimenticios han ido empeorando, pues debido al ritmo de vida que se lleva, cada vez se le presta menos atención a lo que se come.

Una alimentación con exceso de sal, de las grasas saturadas, o pobre en verduras y frutas, en la que además se consume de manera frecuente ultra-procesados, acaba afectando a la salud física, y a corto plazo también en la psicológica.

Para que esto no ocurra se debe cambiar de mentalidad y de hábitos. Es bien sabido que un exceso de cacao, harinas refinadas, azúcares simples o sal, altera al individuo, pues la reacción que se genera en su interior es de malestar y ansiedad.

La influencia de la dieta en el comportamiento del niño, es una verdad que lleva años debatiéndose, pues muchos alimentos pueden afectar a la forma que ellos tienen de actuar, no solo en el momento presente en el que se encuentran, sino también en su carácter.

Desde los hogares se debe comenzar implantando una alimentación baja en alimentos demasiado procesados, que no aportan beneficios nutricionales al organismo.

Consecuencias negativas de hábitos alimenticios que perjudican la salud

Los productos ultra-procesados son alimentos que han sufrido una serie de transformaciones, ya sean tecnológicas o por la eliminación de algún componente. Están hechos para ser consumidos de manera inmediata. Suelen contener aditivos, altos niveles de azúcar y carecen de ingredientes frescos.

Producen problemas de memoria

Comer de manera continua comida procesada o ultra-procesada, con alto contenido en grasas saturadas, azúcar y harina refinada, puede llegar a suprimir la actividad de un péptido del cerebro, que ayuda en la formación de la memoria y el aprendizaje.

Causan depresión

Los adolescentes padecen diversos cambios hormonales, haciéndolos susceptibles a los cambios de humor y de conducta. Las dietas saludables son fundamentales para poder mantener a raya los desajustes hormonales. Si no se lleva una dieta adecuada, los riesgos de padecer depresión aumentan en un 85%.

Provocan fatiga y debilidad

Este tipo de alimentos carecen de nutrientes esenciales como las proteínas o vitaminas que el organismo necesita para un buen funcionamiento. Consumir comida basura puede satisfacer al estómago, pero no al cuerpo, por lo que a lo largo del día aunque el usuario note que está satisfecho, a la vez no tendrá la totalidad de sus fuerzas. Si esto sucede de manera reiterada con el paso del tiempo se puede desarrollar fatiga crónica.

Insomnio y problemas de carácter

A consecuencia de hábitos alimenticios que perjudican la salud se puede llegar a experimentar problemas de insomnio o de sueño poco profundo. Esto es consecuencia de realizar abundantes cenas o de ingerir alimentos procesados que dificultan la digestión.

A la larga la falta de descanso acaba provocando cambios de humor y de carácter. Las personas se vuelven irritables, pues al no ser capaces de conciliar bien el sueño, se molestan y no rinden de manera adecuada durante el día.

Obesidad

Esta es la consecuencia más común de una alimentación poco saludable o de hábitos alimenticios que perjudican la salud. Los niños comienzan a engordar y a acumular grasa en diferentes zonas del cuerpo. Este exceso de grasa sobrecarga las articulaciones y los músculos, lo que les produce dolores en todo el cuerpo.

La obesidad no solo tiene repercusión física, sino también psicológica, pues muchos menores acaban acomplejados y dejan de socializar de manera natural, provocando así un aislamiento que con el tiempo puede ser muy dañino.

Para evitar males mayores, lo mejor es tener una dieta sana, basada en productos de calidad, como las frutas las verduras y proteínas como pescado y carne blanca. Y para conseguir esto es necesario que tanto mayores como niños aprendan nuevas costumbres de alimentación.

 

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