Tiene escamas y no es pez. Tiene corona y no es rey. ¿Qué es? Efectivamente, es la piña. O también conocida como ananá, perteneciente a la familia de las bromeliáceas. Sus orígenes son de la zona tropical de Brasil, Argentina y Paraguay.
Se cultivó por primera vez a finales del siglo XIX en la isla de Hawai. Se cultiva hasta unos 800 metros de altitud y sus mayores productores son Brasil, Tailandia, Filipinas, India, Hawai, México, Indonesia, Vietnam, Costa de Marfil, Costa Rica, Honduras o Sudáfrica, entre otros.
Entre sus propiedades nutritivas caben destacar las siguientes:
- Contenido en agua
- Escaso valor calórico.
- Aporta hidratos de carbono.
- Presencia de una enzima llamada bromelaína, que ayuda a la digestión de las proteínas.
- Destaca el contenido en potasio, yodo y vitamina C.
- Gran aporte de fibra dietética.
La piña es más conocida por sus propiedades beneficiosas para la salud. Una de las más conocidas es la utilidad para tratar la celulitis por su actividad diurética, ya que es capaz de drenar las células del tejido adiposo.
Los dietistas-nutricionistas no prescriben dietas milagro como pueda ser la dieta de la piña. Alimentarse durante una semana sólo a base de piña resulta aberrante y peligroso para la salud. Si se quiere reducir volumen, mejorar la digestión o aumentar la diuresis en épocas de calor donde el cuerpo siempre tiende a retener algo más de agua, se puede incorporar la piña como tentempié saludable o como postre.
Gracias a su contenido en agua y fibra, puede servir para saciarnos más fácilmente y controlar esos kilos de más, disminuyendo el picoteo entre horas. La presencia de bromelaína hace de ella un alimento digestivo, ayudando a digerir las proteínas de los alimentos y evitando así digestiones pesadas o lentas, gases intestinales o acidez.
En la tecnología culinaria, la piña puede resultar muy útil, no sólo para aportar sabores, sino también para reblandecer o hacer más comestibles las carnes, resultando más tiernas y sabrosas. Puede añadirse a cualquier guiso de carne un trozo de piña o un chorrito de su jugo natural.
Gracias a la presencia de la pectina (fibra soluble), regula y mejora la capacidad del tránsito intestinal y, al contener la enzima bromelaína, ayuda a actuar contra ciertas bacterias patógenas, mejorando la flora intestinal.
Existen referencias bibliográficas sobre las bondades de la piña, como pueden ser la utilidad en pacientes que padecen pancreatitis, úlceras en la boca, para enfermedades intestinales como el Crohn o la colitis, para tratar parásitos intestinales, para mejorar la digestión o para dolores musculares y articulares por sus propiedades antiinflamatorias, entre otras.
Está claro que, aunque la piña tenga numerosas virtudes, no hay que alimentarse en exclusividad de este alimento. En la variedad del consumo de alimentos naturales y no procesados reside el éxito. Como ‘nutriconsejo’, es mejor consumir la piña natural, retirando su corteza y no en conserva, ya que durante el tratamiento térmico puede perder parte de esta enzima tan prodigiosa.
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¿Conoces alguna propiedad más que se le atribuya a la piña?
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Hola.
A mi me encanta la piña es una de las frutas más deliciosas. Esta fruta es bueno incluirla en la dieta para perder peso, pero como lo dijiste no debe ser solo a base de piña ya es peligroso para la salud.
Efectivamente, Wesley. Todo en exceso -al igual que en defecto- es malo. Además, la piña viene ahora muy bien para refrescar los días de verano. Un saludo.