Los docentes sabemos muy bien que una de las dificultades principales dentro de un aula es poder lograr que todos los niños o adolescentes del curso aprendan en forma efectiva. El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) llega a facilitar esta misión, pero para eso, es necesario comprenderlo y aplicarlo apropiadamente.
Los orígenes del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA)
El origen del DUA se encuentra en el Instituto CAST (Centro de Tecnología Especial Aplicada) fundado por Anne Meyer y David Rose en 1984. Este Instituto se dedicó a buscar la forma de acceder al aprendizaje utilizando las nuevas tecnologías, y en esta búsqueda, crearon esta estrategia basada en el principio del diseño universal en arquitectura, que se enfocaba en la construcción urbana con accesos para personas con dificultades motoras o movilidad reducida, es decir, lograr que todos puedan transitar sin tener obstáculos.
El Instituto se enfocó, primeramente, en adaptar a las personas con capacidades diferentes al contexto educativo y, así, poder acceder al currículo común. Pero se dieron cuenta que ese enfoque era restringido, ya que notaron que el entorno jugaba un papel crucial en calificar a una persona en discapacitada o no. Por esto, en los años 80, trasladaron su enfoque al currículo y sus limitaciones. Comenzaron a preguntarse ¿cómo estas limitaciones “incapacitan” a los estudiantes? Al plantearse esta interrogante llegaron a una conclusión: "el peso del ajuste debe recaer en primer lugar sobre el currículum y no sobre el estudiante"
A principios de los años 90, CAST comenzó a investigar, desarrollar y articular los principios y prácticas del Diseño Universal para el Aprendizaje. Los principios del DUA, más allá de centrarse sólo en el acceso físico al aula, se centran en el acceso a todos los aspectos involucrados en el aprendizaje. Este es un aspecto que se destaca del DUA, ya que va más allá de los accesos físicos de una infraestructura.
Algo importante a mencionar de esta estrategia es que se quiere llegar a formar un “aprendiz experto”, es decir: personas que quieren aprender, que saben cómo aprender estratégicamente y que, a partir de un estilo propio altamente maleable y personalizado, están aptas para el aprendizaje a lo largo de la vida. O sea, este término no involucra sólo a los niños, sino también, a quienes quieren seguir aprendiendo en cualquier ámbito de la vida, es un hábito que se transforma en parte de nuestra esencia, que se aprende desde los primeros años de enseñanza aprendizaje.
Estas pautas, pueden ayudar a planificar las clases, adaptarlas para reducir las barreras que genera un currículo común estandarizado, además, pueden permitir el desarrollo de aprendices expertos dentro de un aula de clases, sumado al perfeccionamiento de docentes capacitados para atender a la diversidad.
Definición y principios del DUA
El DUA es una estrategia transversal de enseñanza con bases neurocientíficas, que aborda una de las problemáticas actuales para el logro efectivo del aprendizaje, como son los currículos inflexibles que generan barreras para acceder al contenido y su significado, dejando apartados a aquellos estudiantes que presentan alguna necesidad educativa, pero también, a esos que son considerados como alumnos promedio que pueden sentirse marginados en ciertas situaciones escolares de enseñanza o en el aprendizaje de determinados contenidos que pueden ser complejos.
Esta estrategia se basa en la existencia de 3 redes cerebrales, cada una de ellas se relaciona con un principio:
Red del reconocimiento: responde al QUÉ del aprendizaje. Se relaciona con el principio de: proporcionar múltiples medios de representación. Esto se refiere a la forma en que presentamos la información que queremos enseñar, por ejemplo: medios digitales, lectura en voz alta, videos, audios, braille, cantos, material concreto, etc. Lo ideal es combinarlos para abarcar la mayor cantidad de formas de recepcionar o absorber la información.
Red estratégica: responde al CÓMO del aprendizaje. Se relaciona con el principio de: proporcionar múltiples medios de expresión. Esto corresponde a dar la oportunidad de que el alumno demuestre, a través de la forma que más le acomode, lo que aprendió. Por ejemplo: no todo son las evaluaciones escritas, podemos dar la posibilidad de realizar disertaciones, la presentación de un video o audio, trabajo en duplas o grupos, un dibujo, explicación oral de la materia, uso de diapositivas, comentar una imagen, etc. Quizás un alumno es más hábil para expresarse oralmente y no escribir las respuestas, o se siente más cómodo grabando un video y presentarlo en clase, que disertar frente al curso.
Red afectiva: responde al PORQUÉ del aprendizaje. Se relaciona con el principio de proporcionar múltiples medios de compromiso. Es el más importante para lograr un aprendizaje efectivo y con sentido para el estudiante. El niño o adolescente debe comprender el porqué es relevante aprender cierto contenido, el para qué les va a servir aprenderlo. Debemos motivar e implicar emociones en la enseñanza. Sin la activación de esta red, el aprendizaje es vago y se transforma en una mera transmisión de información.
La red afectiva se basa en la existencia del sistema límbico, que es un conjunto de regiones interconectadas que participan en la expresión de emociones, en la memoria, el aprendizaje, en las interacciones sociales y en el comportamiento. Para que se genere una sensación subjetiva, debe estar asociada a estadios fisiológicos, donde intervienen 2 componentes: el visceral (frecuencia cardiaca, sudoración, flujo sanguíneo, etc.) y el somático (expresiones faciales involuntarias y la activación de neuronas motoras que controlan la musculatura facial). Cuando estos componentes funcionan, se desencadena una emoción. Cuando las estructuras cerebrales implicadas en las funciones conductuales y emocionales (amígdala- sensación de miedo- y el núcleo accumbens- sensación de placer) se conectan adecuadamente, tenemos una estabilidad emocional.
Si el aprendizaje genera emociones y el querer continuar aprendiendo, hemos logrado un proceso óptimo del aprendizaje.
El DUA en el aula
Para aprender a poner en práctica esta estrategia, es necesario el perfeccionamiento docente. Al ser un concepto relativamente nuevo para algunas naciones o unidades educativas, es fundamental saber aplicar el DUA tanto en la planificación, como en el desarrollo de la clase y en la evaluación.
No está demás mencionar, que un aspecto importante a tomar en cuenta al momento de planificar, es conocer a nuestros estudiantes, sus preferencias y sus motivaciones. Podemos sujetarnos de este conocimiento para hacer las clases más atractivas y dinámicas, sobre todo para los más pequeños.
Al utilizar adecuadamente esta estrategia, se puede llegar a la instancia de no necesitar las adecuaciones curriculares, ayudando a disminuir los tiempos y a no tener que desarrollar planificaciones individuales. También debemos tener en cuenta, que no siempre se podrán utilizar las múltiples formas de presentar un contenido, en este caso, la emoción y el apoyo personal es fundamental.
Generalmente, los docentes deben utilizar sus propios recursos para perfeccionarse, por lo tanto, queda a criterio personal el querer aprender nuevas metodologías de enseñanza. Es necesario generar lineamientos institucionales que involucren la constante capacitación docente a cargo de los establecimientos educacionales o sus sostenedores, para el beneficio de los profesores y los estudiantes.
Para saber más sobre el instituto CAST, sus fundadores y el DUA, visita:
www.cast.org
Acerca de la Autora
Gabriela Briceño Garay
Titulada con honores en Educación Diferencial (Chile), con Mención en Déficit Intelectual. Dentro de sus especializaciones y experiencias destacan el ser Especialista en Trastornos del Lenguaje y Dificultades del Aprendizaje, Jefatura Técnica Pedagógica y Coordinación de Programas de Integración Escolar, además de contar con un perfeccionamiento en Diseño Universal para el Aprendizaje y en Arteterapia. Actualmente cuenta con un Diplomado (c) en Educación Inclusiva.
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